LUCES DE LA CIUDAD
Intro.
Puedes verme sonreír. Si no puedes verme sonreír, puedes tocar mi rostro
y tus manos podrán interpretar mi sonrisa. Si no puedes verme sonreír puedes
entender mi risa. Puedes escucharla a partir de corredores y calles, y sabrás
rápidamente que esa risa es mía. Si no es posible, simplemente puedes ver mis
actos y todo ello es una firma que no puede más que crear otra sonrisa, está
ahora en tu rostro. Y así podemos comenzar aquello que nunca debió terminar y
entender que el mundo es mundo gracias a finales totalmente perfectos.
Cuerpo.
Para
1931, Charles Chaplin ya era una figura reconocida del cine. Sus cortometrajes
y sus películas como La Quimera de Oro (1925) y El Circo (1928) habían logrado
catapultarlo a la fama. Pero Chaplin se enfrenta a una modernidad en el séptimo
arte que no podía impedir: el cine hablado. Aún así, el director inglés
desconfiaba mucho de esta nueva técnica no augurando grandes avances y
pronosticando la muerte del cine con esta nueva forma de expresión. A pesar de
ello, Chaplin se mantuvo fiel a sus ideas y creó un guión pensado para una
película muda. El resultado sería una de sus películas más populares, siendo
considerada uno de los más grandes filmes de toda la historia del cine.
Basándose
en su película de El Circo, Chaplin quería poner en práctica la idea de un
payaso ciego y sus aventuras. La perspectiva de la ceguera terminaría
prevaleciendo y sería a través de una mujer que se enamoraría de su ya clásico
personaje del vagabundo Charlot. El segundo tema sería el de un millonario
borracho amigo del vagabundo, basándose en este caso en un cortometraje de
Chaplin con la misma temática, La Clase Alta. La comedia partiría de un
borracho que es amigo del vagabundo cuando está en estado etílico, pero cuando
está sobrio simplemente no lo recuerda. La producción tomaría dos años, la
demora se debió a la creación meticulosa del guión y debido a la muerte de la madre
de Chaplin, Hannah en agosto de 1928.
Chaplin
era un conocido perfeccionista. Su dedicación por la toma perfecta y la sincronización
de todos elementos llevaba a que el artista inglés hiciera varias tomas de las
escenas, empujando a sus actores y a los detalles de escenografía y coreografía
a límites en donde la tensión terminaba siendo parte del proceso. Los
conflictos con los actores no se hicieron esperar y el temperamental Chaplin
despediría a algunos actores, entre ellos a su actriz principal, a la cual
tendría que volver a contratar debido a la falta de un reemplazo ideal. A ello se le
sumó la necesidad de Chaplin de los ensayos previos, lo que tomaba gran cantidad
de días y en algunos casos un número considerable de extras. Chaplin no buscaba
escatimar en cuanto a la rigurosidad del filme, siendo esta también la primera
película en donde él compondría los arreglos musicales.
Finalizada
en 1931, Chaplin temía una pobre recepción debido a que para ese año, las
películas mudas habían caído en desuso y la llegada del sonido había cambiado
totalmente la visión del espectador. A pesar de ello, Luces de la Ciudad se
mostró como un rotundo triunfo y una aceptación total por parte de público y
crítica. Ni bien realizada la obra, se le consideró como una obra maestra desde
todo entendimiento, logrando resaltar a un más la figura de Chaplin, de su
personaje Charlot y de su técnica particular con el cine mudo. Chaplin también
vería en Luces de la Ciudad su producto más querido refiriéndose a él como uno
de los más dedicados triunfos de su carrera, resaltando sobre todo el final de
la película.
Una
referencia aparte para dicho final. Muchos han llamado a este final como el más
perfecto en toda la historia del cine. El sublime momento en el encuentro de
los dos personajes y las particulares circunstancias de este encuentro han
pasado a ser uno de los grandes momentos del mundo del cine y Chaplin también
lo ha colocado como un reflejo de la actuación fuera de la actuación, en donde
él pudo concretar su persona por encima de su personaje y lograr la naturalidad
de dicho encuentro. A pesar de los conflictos con Virginia Cherrill, Chaplin
terminaría alabando su labor, reconociendo que la actriz pudo lograr el efecto
necesario del personaje ciego y que pudo imprimir aquello que deseaba ver en
pantalla. Muchos directores también han alabado la película de Chaplin entre
ellos Orson Welles, Andrei Tarkovsky, Woody Allen y Federico Fellini. La obra
de Chaplin crecería inmensamente, aunque sus días como parte del cine mudo
parecían estar contados. Cinco años después, Chaplin desafiaría al mundo una
vez con una pequeña joya llamada Tiempos Modernos.
Datos.
Título
Original: City Lights
Dirección:
Charles Chaplin
Año:
1931
País:
Estados Unidos
Intérpretes:
Charles Chaplin, Virginia Cherrill, Florence Lee, Harry Myers, Al Ernest
Garcia, Hank Mann, Robert Parrish, Henry Bergman, Albert Austin, Jean Harlow
Duración:
87 min.