LO
QUE EL VIENTO SE LLEVO (I)
Érase
una vez… y una vez el mundo colapsó y nos entregó todo aquello de lo cual se
nutre al mundo, con sus edificaciones y construcciones, con su naturaleza de
grandes campos verdes, de altísimos árboles y de praderas interminables. Érase
una vez y como la voz original que levanta mares y tierras todo se fue
colocando precisamente como debería ser colocado y cada pieza del rompecabezas
fue una genial inspiración del tiempo y del espacio. Crear y recrear para
dibujar y tonificar. Imaginar y abrir los ojos para ver que ya no solamente
nuestra mente es aquella que puede estar ligada a lo inimaginable. Se puede
crecer con sus voces, con los nombres inmortales de rostros jóvenes que inundan
miles de pantallas, se puede ser ellos por unos cuantos segundos y sobre todo,
se puede repetir con orgullo las frases y pretender que somos niños jugando a
ser adultos… érase una vez que el viento arrastró con todo y aún así, nos dejó
todo lo que se llevó.
Lo
Que el Viento se Llevó representa el punto cumbre de Hollywood. Es su más digno
e ilustre representante, convirtiéndose en una película épica debido a su
proceso de creación y al resultado final. La adaptación de la novela de
Margaret Mitchell creó mucho revuelo en cuanto a las principales figuras que
darían vida a los personajes, sobre todo a Scarlett O’Hara y Rhett Butler. El
productor David O. Selznick preparó el terreno e hizo de esta su película, no
escatimando en detalles, en dinero y menos aún en deshacerse de personal si es
que este no cumplía con lo que él estaba buscando. La película recibiría diez
premios Oscar y sería aclamada por público y crítica en general. Se convertiría
en la película más larga hecha hasta ese momento, durando casi cuatro horas, y
sería también la película más exitosa monetariamente hablando, pues si se
ajustaran los cambios de inflación, Lo Que el Viento se Llevó se mantendría
como la película más rentable en la historia del cine.
Margaret
Mitchell fue una escritora norteamericana que se dedicó a escribir artículos y
cuentos para revistas. Su única novela publicada en vida sería Lo Que el Viento
se Llevó en 1936 y le otorgaría diversos reconocimientos, premios y la
popularidad de todo un país que se encandiló rápidamente con la novela
convirtiéndola en un best-seller. Su popularidad fue tal que muchos críticos
comenzaron a prever su posible adaptación, pero en la mente de los productores
la historia simplemente no se prestaba para ello. Los únicos que inicialmente
encontraron un interés serían Jack Warner de Warner Bros. y Darryl Zanuck de 20th
Century Fox. En primero declinó porque su estrella principal, Bette Davis, no
estaba interesada; el segundo por falta de dinero para adquirir los derechos.
David O. Selznick, quien en un comienzo había declinado cualquier compra de los
derechos, tuvo que ser convencido por sus allegados y un mes después de que la
novela fuera publicada compró los derechos por 5 mil dólares.
Selznick
había ideado desde temprano obtener el mayor rédito por la adaptación y ello
llevó a una búsqueda extraordinaria del actor y la actriz principal que se
extendería por dos años. En este tiempo Selznick logró afinar diversos
detalles, así como crear la publicidad suficiente para mantener a la prensa y
público en vilo. A pesar de diferentes ofertas en cuanto al rol masculino,
Selznick tenía una idea fija en cuanto a ello: Clark Gable. El actor pertenecía
a MGM y el préstamo no sería fácil. Selznick esperó. Durante ese tiempo muchos
nombres se barajaron como el de Gary Cooper o Errol Flynn, pero ninguno era una
situación real. Selznick había puesto su mirada sobre Gable y ese era su actor,
a pesar que al mismo Gable no le gustaba la idea de interpretar a Rhett Butler
debido a toda la expectativa creada. Un trato de grandes números se llegó a
gerenciar y Gable estaría disponible para la película, pero solamente después
de dos años. Durante ese lapso Selznick montó una gran campaña publicitaria
para encontrar a la futura Scarlett O’Hara.
La
elección de la actriz es casi tan legendaria como la película misma. Selznick
armó la elección a través de todo el país, entrevistando a 1400 actrices
desconocidas. Muchas futuras estrellas del cine pasaron por este casting y
entre las primeras opciones del productor estarían Miriam Hopkins, Talullah
Bankhead, Joan Crawford y Norma Shearer. Margaret Mitchell vio en Hopkins la
actriz perfecta para al adaptación de su heroína, pero Hopkins a mediados de
sus treintas fue tomada por muy mayor para el rol. A Shearer le concedieron el
rol por su trayectoria y calidad, pero gentilmente lo declinó. Otras futuras
actrices de renombre se unieron a los llamados como Jean Arthur, Joan Bennett,
Frances Dee, Susan Hayward, Paulette Goddard, Lana Turner, Vivien Leigh, entre
tantas otras. Después de una rigurosa selección quedaron 32 actrices para el
rol. De todas ellas, Selznick se quedaría con cuatro: Jean Arthur, Joan
Bennett, Vivien Leigh y Paulette Goddard. Cuando las pruebas en technicolor
comenzaron solamente dos actrices quedaron: Leigh y Goddard. La última era la
favorita de Selznick, pero diferentes factores inclinaron la balanza en su
contra. Por una parte, su matrimonio con Chaplin resultó ser muy controversial
y Goddard misma era bastante directa con la prensa, cosa que no le molestaba a
Selznick, pero que muchos de su entorno le habían hecho notar que podría ser
perjudicial para la publicidad del filme. Por otro lado, Leigh era manejada por
la agencia del hermano de Selznick. Además de ello, su matrimonio con Laurence
Olivier, le permitió a Selznick negociar su participación en su próxima
producción, Rebecca de Alfred Hitchcock. Es así, como todas estas variantes
hicieron que el favoritismo de Goddard desapareciera y las últimas pruebas a
color convencieron a Seznick que Vivien Leigh era la elegida para el rol. Una
pequeña controversia se desató en el sentido que ante la búsqueda interminable
en el país de una actriz se escogiera a una actriz inglesa. Las críticas
desaparecieron después de ver su actuación.
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