miércoles, 1 de octubre de 2014


M, EL VAMPIRO DE DUSSERDORF





Intro.

Los juegos de niños siempre terminan. Los juegos de niños pertenecen a una época determinada. Después de ello toda la inocencia ha acabado. Es allí donde todos los demonios de juventud despiertan para destruir lo poco que podemos construir. A veces es una M en la espalda. A veces es un caramelo en una pequeña mano. A veces un globo que se pierde en lo alto. Y después la destrucción aparece en nuestras manos. Todo en nuestras manos y no podemos entender, es un tiempo que está más allá de nuestra comprensión. Podemos querer intentar una nueva expresión pero es nuestro rostro el que se antepone ante todos los cambios y todas las modificaciones. Estamos perdiendo tiempo porque debemos encontrar a alguien. Estamos perdiendo tiempo porque años están desapareciendo. En una ciudad que es todas las ciudades encontrar a alguien es tan complicado… como retroceder a los juegos de niños.






Cuerpo.

El maestro Fritz Lang creo desde mediados de los años diez un número de películas en su etapa muda de una calidad incomparable. Apoyado en el renacer del cine alemán y a través de la corriente del expresionismo, Lang fue un constructor dedicado, cuya habilidad fue creciendo paulatinamente con técnicas novedosas, experimentación y un detalle para reinterpretar sus propias historias al cine de manera brillante. Parte de este gran proceso, sería vital la colaboración en los guiones de su esposa Thea von Harbou. Ambos empezarían esta unión a comienzos de los años veinte logrando grandes éxitos que llegarían a toda su cumbre con Metropolis. Su capacidad para crear historias importantes para Alemania y para el cine mundial hicieron que Lang se sintiera cómodo con el proceso de creación y con sus colaboradores… pero el mundo del cine tendría un cambio inevitable en la vida de todos.







Lang fue muy reacio a crear su primera película hablada, pero cuando debió hacerlo en 1931, se refirió que lo haría a partir de su propia visión, “como si fuera muda”. La creación de M, El Vampiro de Dusserdorf se convertiría en una obra maestra, creando precedentes en el mundo del cine y por lo cual Lang la consideraría su mejor película. Para esta ocasión, Lang había decidido hacer una película sobre la vida de un asesino en serie, algo que sucedía en varias ciudades de Alemania en esos momentos. Para ello, publicó un anuncio en el periódico revelando las intenciones de su siguiente proyecto. La noticia no fue muy bien tomada por el partido nazi, quienes no permitirían a Lang llevar a cabo dicho proyecto. Así mismo, el director austríaco recibió varias misivas con amenazas de muerte. Lang tuvo que dejar los estudios de UFA (principal estudio alemán controlado por el partido) y hacer su obra por Nero-Film. Lang se dedicaría a fondo a su película al visitar institutos mentales, hablar con asesinos e incluso, tener entre su reparto a verdaderos criminales, quienes finalizada la filmación serían arrestados.








La película pasaría por diferentes nombres como El Asesino entre Nosotros, Una Ciudad en Busca de un Asesino o Tu Asesino te Observa, para finalizar en la simbólica M (el título original es solamente M, primera vocal de mörder, que significa asesino en alemán). El guión creado por Lang, von Harbou y tres colaboradores más es simplemente exquisito. Lang cumplió su palabra y utilizó técnicas rescatadas del cine mudo para promover el sonido dentro de la película. Así, M es la primera película en utilizar el leitmotiv, que es la asociación de un tema musical con una idea principal de la película. En el caso de M, el leitmotiv sería la asociación del asesino con En la Gruta del Rey de la Montaña de Grieg. Lang la utilizó como el silbido del personaje principal, interpretado por Peter Lorre. Irónicamente, Lorre no sabía silbar y sería von Harbou quien silbaría la melodía del asesino.








Peter Lorre encontraría en M su máxima exposición al cine mundial. Su caracterización de asesino sería realmente lograda y lo catapultaría a mercados internacionales. El auge del partido nazi hizo que se refugiara en Paris y Londrés, donde sería parte de dos películas de Hitchcock, gracias a su rol en M. Rápidamente llegaría Hollywood donde en los años cuarenta tendría una gran popularidad debido a películas como El Halcón Maltés (1941) y Casablanca (1942). Su carrera se extendería hasta mediados de los años sesenta. Junto a Lorre, una figura emblemática estaría en el personaje de Otto Wernicke. El actor alemán tendría gran trascendencia como el inspector Karl Lohmann, quien también aparecería en El Testamento del Dr. Mabuse. Su asociación con el partido nazi lo hizo popular dentro de Alemania en los años de guerra pero estaría después confinado a roles secundarios.








M es una experimentación calculada e isnpiradora, sobre todo en los temas de edición y sonido. Lang mantiene un libre juego de largas tomas, ampliando el silencio cautivador del cine mudo. No creyó necesario los diálogos directos, sino las alusiones precisas que ayudarán al espectador a entender cierta información sin hacer uso de palabras (esto claro está, solamente en momentos determinados). Encarar una producción sobre un violador y asesino de niños es ciertamente un punto delicado, y para 1931, Lang buscaba siempre el doble discurso, alejándose siempre de la sombra nazista, pero logrando hacer una crítica sincera y fuerte, sin levantar aún tantas sospechas. M es una película que trasciende y cuyo importante legado ha permitido tratar temas difíciles, siendo pionera en el uso del sonido y perpetuando la figura de Lang y Thea von Harbou como realizadores netos de un cine único.









Datos.

Título Original: M
Dirección: Fritz Lang
Año: 1931
País: Alemania
Intérpretes: Peter Lorre, Otto Wernicke, Gustaf Gründgens, Ellen Widmann, Inge Landgut, Theodor Loos, Friedrich Gnab, Fritz Odemar, Paul Kemp, Theo Lingen, Rudolf Blümner, Georg John, Franz Stein, Ernst Stahl-Nachbaur, Gerhard Bienert
Duración: 111 min.

No hay comentarios:

Publicar un comentario