TRONO
DE SANGRE
Intro.
La
sangre es más espesa que la tradición. Sobre todo cuando la sangre se encuentra
en nuestras manos. No podemos negar las palabras de sabiduría, no podemos negar
años de evolución… pero cuando encontramos sangre en nuestra manos, simplemente
no hay manera de detener las flechas.
Cuerpo.
Akira
Kurosawa, uno de los más grandes directores de todos los tiempos, tuvo desde un
principio una vasta influencia literaria para la creación de sus películas. A
ello se suma su meticulosa visión para recrear, idear y homologar ciertos
aspectos literarios dentro de sus películas. Una de estas influencias sería
William Shakespeare y su drama Macbeth. Crear una película basada en este
trabajo y transportarlo a una Japón feudal, alterando numerosos elementos,
sería un riesgo que solamente Kurosawa podría tomar. Para 1957, Kurosawa había
deslumbrado al mundo, colocando a Japón en la mira del cine mundial y
proporcionando talentos como Mifune hacia el mercado internacional.
Después de un
comienzo interesante y de saltar a grandes producciones artísticas en los años
cincuenta con Rashomon (1950) y Los Siete Samurai (1954), Kurosawa contaba
ahora con el poder de escoger sus propios proyectos y de un mejor presupuesto.
Trono de Sangre fue un proyecto ambicioso que implicaba varios sets y mucho
trabajo en exteriores, al igual que el apoyo de muchos técnicos. Kurosawa
quería crear un mundo de ensueños, en los cuales la realidad se viera afectado
por aquello que va más allá del entendimiento humano. Uno de los potenciales
para dicho proyecto estaba designado a su actor principal, Toshiro Mifune.
Para 1957,
Mifune se había convertido en uno de los más célebres y respetados actores de
Japón. No solamente había empezado una relación exitosa al lado de Kurosawa,
sino que también había logrado aparecer en proyectos de los directores más
renombrados, siendo muy recordado por La Trilogía del Samurai de Hiroshi
Inagaki. Mifune continuaría escalando en el mundo del cine, llegando ser
reconocido como el mejor actor de su país. Kurosawa, a pesar de su problemática
relación, siempre admiró a Mifune, pues veía en él la capacidad de lograr algo
que jamás vio en otro actor, ese don para interpretar sin demasiada dinámica
todos los papeles que quisiera, como un hombre violentando un espacio ajeno.
Trono de
Sangre sería una película difícil de concretar pero que recibió bastante
aclamación por parte del público. La escena final fue una coreografía
arriesgada pero medida. En búsqueda de realismo, se usaron flechas reales y con
arqueros profesionales y detallados movimientos se logró hacer una de las
escenas más memorables de toda la filmografía de Kurosawa. La mítica historia
de Macbeth (la traducción literal de la película sería El Castillo de la
Telaraña) sería adaptada para resaltar ciertos aspectos feudales importantes en
la historia de Japón, tal cual lo había hecho en Los Siete Samurai, que al ser
envuelto en una historia de fantasmas y con el talento de un Mifune
impresionante se logró hacer una obra única de bastante influencia para futuro
directores.
Datos.
Título
Original: Kumunosu-jo
Dirección: Akira
Kurosawa
Año: 1957
País: Japón
Intérpretes:
Toshiro Mifune, Isuzu Yamada, Minoru Chiaki, Chieko Naniwa, Takamaru Sasaki,
Akira Kubo, Hiroshi Tachikawa, Takashi Shimura
Duración: 110
min.