LA QUIMERA DE
ORO
Intro.
De
repente brilla demasiado y sabes que vale demasiado. Arriesgar tu vida parece
un pequeño pago a cambio de lujos, dinero y todo aquello que puedas soñar.
Solamente debes saber lidiar con osos, hombres avaros y tu propia torpeza.
Seguramente después de todo ello puedas reír del asunto mientras hincas los
panecillos con tus tenedores.
Cuerpo.
Dentro de
todas sus obras, Chaplin quiso que La Quimera de Oro fuera aquella por la cual
fuera recordado. Como en muchas de sus producciones y debido a su personalidad,
Chaplin controla prácticamente todos los aspectos de la película, siendo esta
la primera película muda en donde el maestro inglés hiciera una versión hablada
con una voz en off y que se convertiría en la versión más popular. Siendo
construida en 1942, Chaplin cambió algunos elementos, así como eliminó los
intertítulos y le dio mayor velocidad al filme. Si bien copias de la versión
original de 1925 existen, estas se encuentran más dañadas que la versión
posterior de Chaplin.
Charles Chaplin
es un genio irrepetible. De tantas facetas, Chaplin logró controlar sus
producciones fungiendo tanto de productor, director, guionista, actor,
compositor y editor. Su capacidad para crear comedia y hacer de lo cotidiano su
jardín de juegos es insuperable. A partir de su personaje del vagabundo entró
en el imaginario popular representando a una persona de escasos recursos pero
de ciertas habilidades que le permitían ser totalmente dinámico y encontrarse
en las situaciones más peculiares. Chaplin hizo reír al mundo una y otra vez, y
su ascenso fue a partir de su inmenso amor del cine creando arte y respetando a
su público. A pesar de no haber creado aún sus más representativos trabajos,
para 1925 el genio inglés había demostrado su perfecta combinación entre
tragedia y comedia, logrando inspirar las risas constantes hasta las lágrimas
más incontrolables. El Pibe (1921) había sido un claro ejemplo de ello y a
través de todos sus cortos Chaplin estaba forjándose de una clara habilidad y
una identificación en el medio.
Chaplin
siempre fue un director voraz. Pedía lo mejor de sus actores y los empujaba a
ello. Las tomas eran constantes y la búsqueda de perfección así como algunos
cambios en plena filmación, era algo que Chaplin manejaba en el día a día. La
primera intérprete para el papel femenino era la esposa de Chaplin en ese entonces,
Lita Grey. Por razones desconocidas, aunque se supo que su matrimonio comenzó a
colapsar en medio de la producción, Chaplin la reemplazó por Georgia Hale. Era
conocido que el intérprete del vagabundo siempre se enamoraba de sus coprotagonistas y en el caso
de Hale eso no sería una excepción. Siendo un genio temperamental, Chaplin no
dejó que ello le afectara y mantuvo su nivel de rigidez y excelencia durante
todo el proceso.
La Quimera de
Oro sería un éxito total en Estados Unidos y el mundo, siendo la quinta
película muda más taquillera de todos los tiempos, y la comedia muda más
exitosa financieramente. La película nos sitúa nuevamente en una de las tantas
aventuras del vagabundo, esta vez en búsqueda de oro. Las coreografías, los
juegos y demás bufonadas de Chaplin están en todo su esplendor. Dos momentos
esenciales de la película han quedado para el recuerdo del mundo: la primera
nos muestra al vagabundo que en un acto de desesperación se come uno de sus
zapatos, haciendo una crítica sutil a la sociedad, algo que era muy frecuente
en él y por lo cual en años venideros se ganaría problemas con la censura en
Estados Unidos. La segunda es el recordado baile de los panecillos en donde
Chaplin con una simpleza y sensibilidad de niño nos emociona con un simple
acto, haciendo de este uno de los momentos más recordados del cine mundial.
Chaplin es motivo de inspiración, algo que muchos comediantes han mantenido
incluso en nuestros tiempos y que reconocen el talento de uno de los
iniciadores de la comedia en el cine.
Datos.
Título
Original: The Gold Rush
Dirección: Charles
Chaplin
Año: 1925
País: Estados
Unidos
Intérpretes:
Charles Chaplin, Georgia Hale, Mack Swain, Tom Murray, Malcolm Waite, Henry
Bergman
Duración: 95
min.
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