LA PALABRA
Intro.
Eres
un Dios cuando estás en tu esplendor y eres un ser humano cuando simplemente no
puedes contener tus problemas y caes en lágrimas. Eres un Dios cuando todo
aquello y todo aquel no puede tocarte. Eres un Dios para algunos y otros
simplemente desconocen tu existencia. Pero eres un Dios ahora que puedes
producir milagros que se transforman en ajenas sonrisas.
Cuerpo.
Carl Theodor
Dreyer es un pionero y un teórico del séptimo arte. Es considerado uno de los
más grandes directores de cine y ello se lo ha ganado por su increíble talento
para configurar temas complejos en la gran pantalla. Dreyer empezó su etapa
muda con humildes entregas, de algún interés pero nada exactamente relevante
hasta La Pasión de Juan de Arco (1928). Este filme sería uno de los más grandes
ejemplos de hacer cine con esquemas silentes, y a la vez sería un fracaso
comercial y estaría archivada, oculta hasta creerse perdida. Lo mismo ocurriría
con su siguiente filme, Vampyr (1932). Ahora estos dos filmes son vistos como
obras totales del cine mudo que califican a Dreyer como un maestro delicado y
detallista, no amedrentado por los estudios o presupuestos y que utilizó su
propia visión para incorporar el arte en su cine. Pasarían más de diez años
para que Dreyer volviera a hacer otro filme.
Dreyer volvió
al cine con Día de Furia (1943), proponiendo temas existenciales y religiosos
como parte de su nueva composición y por lo cual sería aclamado y repuesto en
el estatuto de los grandes directores. Aún así, sus obras seguían siendo
controversiales y censuradas en algunos países. Doce años después, el director danés crearía La Palabra, imponiendo aún más su condición de un constructor estético
y de un paria del cine, cuya labor es un himno individual a todo aquello que
afecta a la psicología humana pero que se esconde en los silencios de nuestra
mente. Dreyer terminaría su carrera en 1964 con Gertrud, aún continuando con
las problemáticas existencialistas que tanto lo acompañaron en su carrera.
Cuatro años después, Dreyer sucumbiría a la edad de 79 años.
La Palabra es
el único filme de Dreyer en ser aceptado tanto por público como por crítica
logrando establecerse como un verdadero triunfo en su carrera. La
Palabra ganaría, entre otros premios, el León de Oro en el Festival de Venecia
y se convertiría en la película más esencial de Dreyer acompañada por el
redescubrimiento de sus obras silentes. La Palabra sería creada después de
mucho conflicto económico. Dreyer no pudo encontrar financiamiento para sus
trabajos y fue gracias a la colaboración de Dagmar Bio, una cinemateca de
Copenhage, a través de la cual podría hacer su película. La historia fue tomada
de una obra teatral de Kaj Munk, En un Principio era la Palabra. Munk era un
cura luterano quien había vendido los derechos para su versión cinematográfica
de 1943.
La versión de
Dreyer buscó respetar los elementos principales de la obra, pero impondría su
visión para adaptarlo a sus estructuras cinematográficas. El director danés
redujo el dialógo a lo más esencial, transformando el ambiente a algo más
dominado por la quietud y el silencio, en donde los actores debían ser parte de
la escenografía y cuyos movimientos no se establecían más que en el universo de
Dreyer. A ello, se sumaba su elección por el vestuario, la poca
necesidad del maquillaje y su indiferencia hacia las convenciones de la iluminación,
en donde su habilidad para el cálculo de como se debe manejar la presentación
de los ambientes era totalmente precisa. Se dice que Dreyer era un maestro de
los tiempos y de los espacios, sorprendiendo a muchos de sus técnicos a la hora
del rodaje.
La Palabra es
una propuesta de fe. La ambientación de Dreyer, como sucedió en la
claustrofóbica La Pasión de Juana de Arco o en la terrorífica Vampyr, es una
proposición de como normalizar un conflicto humano en todos sus términos a
nuestras dudas y la confrontación en cuanto a la fe. Las diferentes aristas
manejadas por cada personaje nos muestra una evolución del ser humano y como
sus creencias han perpetrado sobre la lógica y sobre la sensibilidad humana.
Solamente expuesto ante el peor de los castigos, o ante la contemplación de lo
imposible, el ser humano es una vez más una persona sin complejos y sin
motivaciones personales, transformándose en parte de la naturaleza y como esta
se desarrolla sin la necesidad de toda esa lógica que nos mantiene en márgenes
establecidos. La Palabra es el ejemplo mordaz del cine pensado, serio y
esquematizado como arte antes de cualquier otro impulso, y Dreyer como su
constructor, es un director exquisito cuyo paso por el cine es invaluable, manteniendo
su influencia a posteriores generaciones.
Datos.
Título
Original: Ordet
Dirección: Carl
Theodor Dreyer
Año: 1955
País:
Dinamarca
Intérpretes:
Gerda Nielsen, Sylvia Eckhausen, Ejner Federspiel, Emil Hass Christensen,
Susanne Rud, Ann Elisabeth Rud, Preden Lerdorff Rye, Henrik Malberg, Ove Rud
Duración:
126 min.
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