DÍA
DE IRA
Intro.
Aquello que no
conocemos, despreciamos por miedo y deseamos acabar con ello. Aquello que
parece tener una vida propia, diferente y plena nos llena de dudas, nos hace
sentir vacíos y erróneos. Es por ello que simplemente cerramos los ojos y
apuntamos nuestros dedos hacia todo lo desconocido. Porque aquello que es
diferente es maligno y debe ser erradicado…
Cuerpo.
Carl Theodor
Dreyer mantuvo hasta el comienzo de los años treinta su capacidad por películas
de una tensión extrema a partir de una narrativa pausada y calculada. Esto no
llevaría a una buena aproximación entre su manera de desplegar el arte y la
crítica, quien veía como falla la intencionalidad de Dreyer. Su última entrega,
Vampyr en 1932, también sería criticada, además que tuvo que recurrir a muchas
artimañas para poder realizar la película. Sus siguientes proyectos no serían
de lo más fructíferos, pasando muchos años queriendo realizar diferentes
adaptaciones como Madame Bovary o María Estuardo. Esto marcaría una ausencia de
once años en la pantalla grande.
Su siguiente
proyecto sería Un Día de Ira, basada en la obra teatral Anne Pedersdotter,
escrita por Hans Wiers-Jenssen, quien a su vez se inspiraría en un caso
conocido de brujería del siglo XVI. Este proyecto sería su primer largometraje
hablado en su totalidad, teniendo en cuenta que con Vampyr buscó experimentar
el sonido con el estilo del cine mudo. La película tendría de manera más
personal de su director en cuanto al ritmo, el cual Dreyer empleaba en búsqueda
de mayor tensión. Para este tiempo, entender estas actitudes del maestro se
tomaron como una película muy larga y aburrida, pero el tiempo le terminaría
dando la razón a Dreyer.
Así como sus
técnicas con la temporalidad también el director danés era exquisito en el
empleo y caracterización de sus actores. Someterlos a duras pruebas y evitar el
uso del maquillaje para llegar a un punto más sublime de la naturalidad,
creaban conflictos en el estudio. Es muy conocida el incidente con Anna Svierkier, la cual
interpretaba a la bruja que sería quemada y Dreyer decidió mantenerla amarrada
durante el receso del almuerzo para provocar mayor inquietud en la
interpretación, a pesar de las protestas de algunos actores.
La
historia sobre acusaciones de brujería y su conocido desenlace mezclado con una
historia de amor y traición, busca crear tensiones en todos los flancos pero al
ritmo del director, que entiende el producto como suyo sin miramientos a una
recepción necesaria sino a una estrategia artística. Como muchos grandes
maestros, no es valorado en su tiempo por las masas pero Dreyer demuestra una
plena confianza en su técnica. La necesidad de mostrar realidades como retratos
totalmente convincentes parte de la necesidad de provocar un mayor
acercamiento del espectador con lo presentado, una especie de mimesis de temas
universales pero en contextos bastante específicos.
Día
de Ira no sería una película bien recibida en su tiempo pero lograría, después
de la guerra, tener una porción de la crítica a su favor, sobre todo la
estadounidense. Dreyer filmaría en su país natal pero después de terminada la
película huiría a Suecia debido a la invasión nazi en Dinamarca y por lo que
muchos creyeron que la película era un mensaje subliminal sobre la situación de
los judíos. El filme es ahora visto como una de las grandes obras de Dreyer y
del cine mundial, comprendiendo la sofisticación del maestro en cuanto a los
tiempos y la puesta en escena, necesidad de Dreyer de enfocar la ficción dentro
de la naturalidad provocando incluso la incomodidad con sus intérpretes. Dreyer
continuaría con sus problemas de financiar sus productos y sus obras serían
escasas y en tiempos muy espaciados.
Datos.
Título
Original: Vredens Dag
Dirección: Carl
T. Dreyer
Año: 1943
País: Dinamarca
Intérpretes: Thorkild Roose, Lisbeth Movin, Preben Lerdorff, Sigrid
Neiiendam, Anna Svierkier, Albert Hoeberg, Olaf Ussing, Preben Neergaard
Duración: 100 min.
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