viernes, 16 de agosto de 2019



DÍA DE IRA



Intro.

Aquello que no conocemos, despreciamos por miedo y deseamos acabar con ello. Aquello que parece tener una vida propia, diferente y plena nos llena de dudas, nos hace sentir vacíos y erróneos. Es por ello que simplemente cerramos los ojos y apuntamos nuestros dedos hacia todo lo desconocido. Porque aquello que es diferente es maligno y debe ser erradicado…






Cuerpo.

Carl Theodor Dreyer mantuvo hasta el comienzo de los años treinta su capacidad por películas de una tensión extrema a partir de una narrativa pausada y calculada. Esto no llevaría a una buena aproximación entre su manera de desplegar el arte y la crítica, quien veía como falla la intencionalidad de Dreyer. Su última entrega, Vampyr en 1932, también sería criticada, además que tuvo que recurrir a muchas artimañas para poder realizar la película. Sus siguientes proyectos no serían de lo más fructíferos, pasando muchos años queriendo realizar diferentes adaptaciones como Madame Bovary o María Estuardo. Esto marcaría una ausencia de once años en la pantalla grande.






Su siguiente proyecto sería Un Día de Ira, basada en la obra teatral Anne Pedersdotter, escrita por Hans Wiers-Jenssen, quien a su vez se inspiraría en un caso conocido de brujería del siglo XVI. Este proyecto sería su primer largometraje hablado en su totalidad, teniendo en cuenta que con Vampyr buscó experimentar el sonido con el estilo del cine mudo. La película tendría de manera más personal de su director en cuanto al ritmo, el cual Dreyer empleaba en búsqueda de mayor tensión. Para este tiempo, entender estas actitudes del maestro se tomaron como una película muy larga y aburrida, pero el tiempo le terminaría dando la razón a Dreyer.






Así como sus técnicas con la temporalidad también el director danés era exquisito en el empleo y caracterización de sus actores. Someterlos a duras pruebas y evitar el uso del maquillaje para llegar a un punto más sublime de la naturalidad, creaban conflictos en el estudio. Es muy conocida el incidente con Anna Svierkier, la cual interpretaba a la bruja que sería quemada y Dreyer decidió mantenerla amarrada durante el receso del almuerzo para provocar mayor inquietud en la interpretación, a pesar de las protestas de algunos actores.






La historia sobre acusaciones de brujería y su conocido desenlace mezclado con una historia de amor y traición, busca crear tensiones en todos los flancos pero al ritmo del director, que entiende el producto como suyo sin miramientos a una recepción necesaria sino a una estrategia artística. Como muchos grandes maestros, no es valorado en su tiempo por las masas pero Dreyer demuestra una plena confianza en su técnica. La necesidad de mostrar realidades como retratos totalmente convincentes parte de la necesidad de provocar un mayor acercamiento del espectador con lo presentado, una especie de mimesis de temas universales pero en contextos bastante específicos.






Día de Ira no sería una película bien recibida en su tiempo pero lograría, después de la guerra, tener una porción de la crítica a su favor, sobre todo la estadounidense. Dreyer filmaría en su país natal pero después de terminada la película huiría a Suecia debido a la invasión nazi en Dinamarca y por lo que muchos creyeron que la película era un mensaje subliminal sobre la situación de los judíos. El filme es ahora visto como una de las grandes obras de Dreyer y del cine mundial, comprendiendo la sofisticación del maestro en cuanto a los tiempos y la puesta en escena, necesidad de Dreyer de enfocar la ficción dentro de la naturalidad provocando incluso la incomodidad con sus intérpretes. Dreyer continuaría con sus problemas de financiar sus productos y sus obras serían escasas y en tiempos muy espaciados.






Datos.

Título Original: Vredens Dag
Dirección: Carl T. Dreyer
Año: 1943
País: Dinamarca
Intérpretes: Thorkild Roose, Lisbeth Movin, Preben Lerdorff, Sigrid Neiiendam, Anna Svierkier, Albert Hoeberg, Olaf Ussing, Preben Neergaard
Duración: 100 min.




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