ANNA CHRISTIE
Intro.
Niña, ¿puedes hablar? ¿Puedes decirme algo? Porque cualquier palabra tuya será suficiente para entender todo aquello que habita celosamente en tu corazón y cuando lo hagas encontrarás un mundo diferente en donde a pesar de la misma miseria que has experimentado en tu soledad, ahora tendrás un apoyo, tendrás una amistad y tendrás palabras. Ahora puedes escuchar tus pasos y los pasos de todos aquellos que te rodean. Ahora eres parte de un nuevo mundo con sonido. Ahora tus palabras conllevarán al retorno de nuevas otras.
Cuerpo.
La llegada de El Cantante de Jazz en 1927 había revolucionado el cine. La primera película hablada comprometía decididamente las futuras técnicas de cine y el destino de todas sus estrellas. Es así como paulatinamente todo aquello que se conocía como el cine mudo iría desapareciendo, con críticas totales de genios como Charles Chaplin o René Clair, quienes veían este procedimiento como un retroceso en las actividades creativas. Cualquiera que fuere el resultado, la voz dentro del cine era inevitable y sería algo con lo cual todos los envueltos tendrían que aprender a lidiar. Es así, como grandes nombres del cine mudo quedaron olvidados y rechazados, en donde simplemente su voz no podía ser parte de la figura mítica de la cual se habían valido en la era silente. Se contrataron especialistas para algunas estrellas en el aprendizaje de la entonación y de la pronunciación, que en esos tiempos debía ser lo más clara posible. Como si fuera un ardid, muchos actores y actrices consiguieron alcanzar la inmortalidad durante el cine sonoro y otros simplemente no pudieron romper esa barrera. La expectativa de la audiencia para con sus estrellas favoritas era una convocatoria masiva y es así como llegamos a 1930 y a Anna Christie.
La llegada de El Cantante de Jazz en 1927 había revolucionado el cine. La primera película hablada comprometía decididamente las futuras técnicas de cine y el destino de todas sus estrellas. Es así como paulatinamente todo aquello que se conocía como el cine mudo iría desapareciendo, con críticas totales de genios como Charles Chaplin o René Clair, quienes veían este procedimiento como un retroceso en las actividades creativas. Cualquiera que fuere el resultado, la voz dentro del cine era inevitable y sería algo con lo cual todos los envueltos tendrían que aprender a lidiar. Es así, como grandes nombres del cine mudo quedaron olvidados y rechazados, en donde simplemente su voz no podía ser parte de la figura mítica de la cual se habían valido en la era silente. Se contrataron especialistas para algunas estrellas en el aprendizaje de la entonación y de la pronunciación, que en esos tiempos debía ser lo más clara posible. Como si fuera un ardid, muchos actores y actrices consiguieron alcanzar la inmortalidad durante el cine sonoro y otros simplemente no pudieron romper esa barrera. La expectativa de la audiencia para con sus estrellas favoritas era una convocatoria masiva y es así como llegamos a 1930 y a Anna Christie.
Greta Garbo se había convertido en una actriz de cierto relieve en su Suecia natal y sería llevada a Hollywood por MGM, convirtiéndose en una de las estrellas más grandes de todos los tiempos. Su capacidad actoral y su mística con respecto a su personalidad y su retiro del cine ha sido una de las historias más comentadas en el cine y ella se mantiene hasta nuestros tiempos como un icono cultural que sigue inspirando y robando aclamaciones por parte de las nuevas generaciones. Cuando fue llevada a Estados Unidos formó parte del cine mudo, en donde su leyenda comenzó a crecer. Cuando se instauró el sistema de sonido en las películas, muchos no estaban seguros si el exotismo de la gran Garbo con su acento sueco podría derribar el muro de dichos convencionalismos.
Fue a través de Anna Christie y de la gran promoción de “Garbo talks!” (¡Garbo habla!), que los estudios crearon una campaña total para revitalizar su estrella principal en este nuevo proceso. La película sería dirigida por Clarence Brown, adaptada de la obra de Eugene O’Neill y producida por Paul Bern e Irving Thalberg. Brown era un conocido dentro del cine mudo y también había dirigido antes a Garbo, quien se referiría a él como su mejor director. La película tendría una versión alemana dirigida por Jacques Feyder y con diferentes actores a excepción de Garbo. Así mismo se hizo una versión muda de la película. Garbo diría después que la versión alemana era más de su agrado.
La película cobra una fuerza única con Garbo y cuando la audiencia escuchó su voz fue cautivada por ese acento europeo frío y desgarbado que interpretaba a un personaje perdido. Garbo hizo de la película su película, tal cual como haría en el resto de su carrera con cada interpretación y junto a una turbulenta vida íntima, agrandarían no solo los éxitos de taquilla sino también su popularidad que alcanzó niveles indescriptibles. Sería este cambio radical lo que causaría también su hostigamiento y su final rechazo al mundo del cine en una de las decisiones más inimaginables y chocantes dentro del mundo del espectáculo. Tal y cual apareció como un vendaval, Garbo desapareció para no dejar rastro y nunca más volver al cine. Su legado es cada pieza cinematográfica en donde apareció y que ahora se reconoce no tanto por su director o por una corriente, sino como una película de Greta Garbo.
Datos.
Título Original: Anna Christie
Dirección: Clarecen Brown
Año: 1930
País: Estados Unidos
Intérpretes: Greta Garbo, Charles Bickford, George F. Marion, Marie Dressler, James T. Mack, Lee Phelps
Duración: 89 min.
No hay comentarios:
Publicar un comentario