LA ÚLTIMA CARCAJADA
Intro.
La humanidad de un hombre se interpreta en silencio. La humanidad como único abrigo natural de un hombre que ha vivido mucho tiempo. Así, contempla un mundo para el cual no está preparado, pero a pesar de ello sonríe e imita sus mejores interpretaciones. Como un hombre cuya fuerza descomunal puede ayudarle a revivir viejas glorias, manteniéndose inclusive en estos tiempos como un símbolo para los niños, el orgullo de las mujeres y la envidia de los hombres. Todo. Todo hasta que sea imposible mantener una ilusión. Hoy día es el primer día de tu vida. Ayer fue la gloria de todos tus antepasados. Mañana es el signo de interrogación que transcurre en una mañana hasta una noche. Y volver a empezar. Volver a empezar. Volver a empezar. Volver a empezar. Volver a revivir. Y volver a empezar.
Cuerpo.
Director referente del cine mudo, Friedrich Wilhelm Murnau, más conocido como F. W. Murnau, fue influencia como iniciador de técnicas innovadoras y creador único, realizando sus mejores obras en Alemania y teniendo un breve paso por Hollywood hasta su repentina muerte en 1931 a los 42 años. Su contribución al expresionismo alemán ayudó a establecer a la corriente como uno de los exponentes originarios del cine y al igual que otros directores talentosos alemanes pudo lograr un éxito internacional desmedido, reconociéndole ser uno de los iniciadores de entender el cine como obra de arte.
Nosferatu (1922) se convertiría en el primer éxito internacional de Murnau permitiéndole ser un director de futuras producciones a grandes escalas. La siguiente gran entrega llegaría en 1924 con La Última Carcajada (la traducción literal sería El Último Hombre), seguida de Fausto hasta llegar a su punto culminante en Amanecer (1927). En La Última Carcajada, Murnau emplea técnicas no antes usadas y propone una especie de antecesor del cinema verité. La importancia de esta entrega reside en dichas técnicas y en la consolidación de Murnau como uno de los mejores exponentes del género del expresionismo y como alguien que está a punto de descubrir un nuevo terreno en el mundo del cine.
Emil Jannings es el protagonista del filme. El famoso y considerado mejor actor alemán, ganador del primer Oscar, emplea toda su pericia en interpretar al perfecto hombre común en la piel de un portero de hotel. La habilidad de Jannings reside en su peculiar persona. Un hombre grande, de rostro tosco pero cuyos inicios en el teatro le dotaron de la habilidad de meterse en la piel de múltiples personajes, logrando así el uso de la exaltación y la mímica que proyectaba esplendorosamente su carácter. Jannings es parte integral de este proyecto y sería considerado en trabajos destacados, tanto con Murnau y von Sternberg, entre otros, logrando ser un referente más de la etapa muda del cine. Su ingreso en el cine hablado pareció disipar en algo su estrella pero sería finalmente su asociación nazi lo que terminaría por cortar sus futuras aspiraciones. Fue nombrado en 1941 por Goebbels como el Actor del Estado y aparecería en diversas películas que promovían el nazismo. Terminada la guerra su carrera prácticamente desapareció.
La Última Carcajada propone varios implementos novedosos para la época. La película es el mejor ejemplo de la corta corriente del Kammerspielfilm (drama de habitación), que se caracterizaba por un íntimo retrato de la sociedad burguesa. Dicha técnica es influenciada por la corriente del mismo nombre que operaba en el teatro. Otra de sus características reside en la exploración psicológica de sus personajes y en el uso mínimo de intertítulos, dejando que la acción de a entender los sucesos. Desarrollado al mismo tiempo que el expresionismo, Murnau logra hábilmente la combinación de ambas corrientes creando así una película única. A ello se le suma el uso de la cámara como punto de vista del personaje. Murnau establece aquí otra velocidad y otra angulación dentro del sistema de cámaras, logrando así los efectos esenciales de las corrientes mencionadas. En el aspecto psicológico, Murnau se ayuda del zoom, paneles, tomas largas y tomas sin movimiento (técnica de la cámara sin cadenas), además del trabajo de edición, para configurar todo un universo perfecto de ascenso y descenso de la narrativa.
La película de Murnau es perfecta en cuanto al simbolismo y a la pretensión de la historia. La caída de un hombre en la sociedad esta esquematizado de manera ordenada, minuciosa y objetiva. Para una vez más la censura no permitiría que una película tuviera tan patético final en cuanto a desechar totalmente “el final feliz”. Murnau fue obligado a grabar un nuevo final que agradara a los distribuidores. Pero dicho hecho no desmerece a la calidad del filme ya que tomando la lógica de la narración dicho final alterno es obviamente un constructo artificial que no debería ser parte del producto original. Como punto anecdótico, Murnau diría sarcásticamente que la película sería una ridiculez en el sentido que todos sabían que un empleado en los servicios higiénicos ganaba mucho más que un portero de hotel.
Datos.
Título Original: Der Letzte Mann
Dirección: F. W. Murnau
Año: 1924
País: Alemania
Intérpretes: Emil Jannings, Maly Delschaft, Max Hiller, Emilie Kurz, Hans Unterkircher, Olaf Storm, Hermann Vallentin, Georg John, Emmy Wydaa
Duración: 101 min.