domingo, 27 de octubre de 2013


EL TERCER HOMBRE

 
 
 
Intro.
 
En las sombras se esconde alguien. Se oculta ante las atentas miradas de propios y extraños. Pero solamente en ocasiones especiales deja que su presencia inunde la habitación. Algunos dicen que está muerto. Otros se alegran que haya desaparecido. Pero alguien, solo alguien puede pensar que todo esto es algo más. Y cuando llega la noche y el pensamiento de este hombre se mantiene intranquilo es cuando ocurre todo aquello que podemos predecir. Un hombre se esconde de alguien y mientras persigues una sombra las respuestas parecen escabullirse entre tus dedos.

 
 

 
 
Cuerpo.

El Tercer Hombre es una de las producciones británicas de mayor renombre e importancia internacional. Siendo también en parte una producción americana, la película cobraría mayor reconocimiento en el Reino Unido por su construcción en Europa y por el poco envolvimiento que esto sugirió por parte de David O. Selznick y a pesar de tener a las dos estrellas estelares, Joseph Cotten y Orson Welles, la participación de este último terminó por disminuir aún más la presencia americana y por mantener una mayor influencia por parte de Graham Greene y Carol Reed, así como del productor británico, Alexander Korda. La película terminaría siendo un ejemplo del film noir, un conglomerado de momentos específicos memorables y una aventura audaz entre los escombros de una Austria afectada por la Segunda Guerra Mundial y las políticas presentadas como cuerdas que tensionan el argumento.

 



La idea de El Tercer Hombre comienza con el guión de Graham Greene, un reconocido escritor y guionista inglés que se especializaba en debatir los temas políticos y morales, haciendo de sus novelas productos de gran popularidad y aceptación. Carol Reed en coordinación con Selznick y Korda, empezaron a configurar el ambiente de lo que sería la película. Austria se mostró como el lugar indicado y sería la primera película en mostrar los efectos de la guerra en el viejo continente. La distancia no le permitía a Selznick estar al tanto del avance del proyecto pero quería a Orson Welles en la película. Welles resultó ser una muy difícil incorporación dentro de la filmación, puesto que su personalidad problemática demoró la producción al no acudir según horario y al no ser demasiado colaborador en cuanto al papel a representar. Reed empezó a armar con el apoyo de su equipó lo que se tornaría como uno de los más interesantes productos europeos.

 



Una de estas construcciones vendría de la musicalización de la película. Acostumbrados a melodías tomadas del arte clásico o de arreglos de compositores especialistas en películas, El Tercer Hombre cuenta con la inusual sinfonía de la cítara y esa melodía sería la única que aparecería en el filme. Reed en su búsqueda de la musicalización se encontró una noche en un bar de Viena con un completo desconocido de nombre Anton Karras. Fascinado por la melodía, Reed llevó a Karras a Londrés y allí trabajaron en la musicalización. “El tema del Tercer Hombre” se convertiría después en un single, vendiendo 300 mil copias en Londrés, convirtiéndose en un éxito en Estados Unidos y el Reino Unido, y siendo una de las canciones más taquilleras de 1950.

 
 
 
 
Selznick, siendo un productor en demasía controlador, no pudo evitar que la distancia se interponga en sus asuntos, por lo que dejó el proyecto en las manos de Korda y Reed. El director británico trabajaría más al lado de Greene, así que la película terminó siendo un producto más propio de él. A la decisión de la música se sumó la extraña manera de filmar de Reed, en donde la cámara parecía no tener una postura fija por lo cual las tomas en diversas partes del filme pueden verse en diferentes ángulos. Esta particularidad sería tomada como un rasgo propio de Reed y antes de ser visto como una cuestión admirable se le tomó como una insensatez al romper con el molde comúnmente utilizado por grandes directores. En otro aspecto, el trato de Reed con su reparto fue de lo más cordial, pero Orson Welles demostraría ser una molestia no tan anticipada.

 
 
 
 
La filmación comenzó sin Welles. Joseph Cotten, Trevor Howard y Alida Valli como actores principales lucen impecables. Howard acostumbrado a los dramas tanto policiales como románticos en diferentes entradas del cine británico se encuentra en gran forma. La gran actriz de Italia, Alida Valli, encuentra a finales de los cuarenta su éxito internacional siendo El Tercer Hombre su película más conocida hasta ese momento. Joseph Cotten fue la gran opción de Selznick, siendo un actor de gran renombre habiendo participado en grandes obras de directores aclamados. Habiendo empezado con la compañía de teatro de Orson Welles, Cotten se hizo un nombre en diferentes producciones junto al lado de Welles, Reed, Hitchcock, entre otros. Para esta etapa, Orson Welles había sido considerado un genio y a la vez un fracaso en la industria. Su lucha con el magnate William Randolph Hearst por el control de El Ciudadano Kane había provocado una falta de control total en sus producciones y colaboraciones esporádicas con otros directores.

 
 
 
 
Welles se consideraba alguien predestinado y su retraso en el set de El Tercer Hombre era algo esperado mas no en la medida que lo fue, por instantes se pensó que no iba  a ser parte de la película. Reed tuvo que emplear al asistente de dirección Guy Hamilton, quien tuvo que doblar a Welles. Con una contextura más delgada, Hamilton cumplió el rol en escenas en donde su presencia no debía ser muy notoria, esperando el arribo de Welles. A su llegada, Welles tuvo muchas demandas, que incluía no filmar en las alcantarillas de Viena debido al olor. Se tuvo que construir un escenario semejante en estudios para complacer los caprichos de Welles. Muchos rumores corrieron en cuanto a la participación de Welles en cuanto a la dirección del filme, pero en realidad Welles se mantuvo al margen y el control total fue de Reed. Sin embargo, Welles tendría una colaboración clave en cuanto al diálogo. En una de las escenas con Cotten, Welles introdujo lo que es ahora el famoso comentario sobre Suiza y el reloj cú-cú: “En Italia por 30 años bajo los Borgias tuvieron guerra, terror, asesinatos y matanza, pero produjeron a Miguel Angel, Leonardo da Vinci y el Renacimiento. En Suiza tenían amor de hermandad, tuvieron 500 años de democracia y paz. ¿Qué produjeron? El reloj cú-cú”.

 
 
 
 
Con sus interesantes giros, actores de primera, dirección totalmente calificada y un escenario ideal, El Tercer Hombre sería todo un éxito en diferentes partes del mundo, logrando mantenerse hasta nuestros días en un clásico a toda medida. Ya fuere por la música, por el contagioso diálogo o por la participación de personajes reconocidos tanto en Austria como en otros lugares, El Tercer Hombre se ha vuelto una película de admiración total por su tono aventuresco, casi no compartido con demás clásicos de cortes sofisticados en donde es difícil combinar esa forma de maestría con un entretenimiento de masas. Siendo la película británica con mayor aceptación, El Tercer Hombre se mantiene también como el film noir por excelencia, a pesar de que el género es mayormente reconocido como una de las claves del cine de Estados Unidos. Como nota anecdótica, Greene quería mantener el final feliz del libro, pero Selznick y Reed insistieron en mantener un final ambiguo y abierto, logrando así la propia perspectiva del espectador.

 
 
 

 
Datos.

Título Original: The Third Man
Dirección: Carol Reed
Año: 1949
País: Reino Unido/Estados Unidos
Intérpretes: Joseph Cotten, Orson Welles, Alida Valli, Trevor Howard, Bernard Lee, Wilfrid Hyde-White, Erich Ponto, Ernst Deutsch, Siegfried Breuer, Paul Hörbiger, Hedwig Bleibtreu, Robert Brown, Alexis Chesnakov, Herbert Halbik, Annie Rosar
Duración: 104 min.

sábado, 19 de octubre de 2013


LADRÓN DE BICICLETAS



Intro.
 
Puedes ver como se consume el cuerpo y la esperanza. No es necesario hacer algo, solamente tienes que sentarte en un lugar solitario y el tiempo correrá a través de tus ojos. Inexorablemente, pondrá cabellos blancos en tu cabeza y nuevas rayas en tu rostro. Colocará experiencias que antes no conocías y algunas similares con las que ya te habías encontrado. Verás como los rostros que te acompañan cambian, algunos desaparecen y otros nuevos nacen y tú te mantienes allí, en un lugar solitario. Cuando entiendes quién es el tiempo vuelves a caminar. Por unos momentos eres un niño con deseos de comer pizza, en otros eres un hombre adulto buscando algo que se ha perdido y a veces, solamente a veces eres una mujer depositando toda su fe en las palabras de una vidente.

 
 


Cuerpo.

El neorrealismo italiano es uno de los pocos movimientos que tienen un inicio y un fin totalmente definidos. Nace con Obsesión (Luchino Visconti, 1942) y muere con Umberto D. (Vittorio de Sica, 1952). En ese lapso de tiempo fue reconocido como tal por los críticos especializados, quienes también coinciden en que la representación más digna de este género recae en El Ladrón de Bicicletas. La película no solamente es un hito de este género, sino que se ha convertido en una verdadera obra de renombre mundial debido a su temática, la ideología detrás de este proyecto cinematográfico y la gran mano de De Sica en la dirección así como el guión adaptado por Cesare Zavattini. Ladrón de Bicicletas se mantiene como parte de un puñado de películas vistas como las más grandes obras del séptimo arte.

 
 
 
 
En un comienzo, Vittorio de Sica era un director con ciertos proyectos interesantes, cuya carrera empezaría a brillar gracias a su asociación con Cesare Zavattini. Junto al escritor italiano realizó diversas películas entre las que destacan las que empezaron a forjarse con el movimiento neorrealista como Limpiabotas (1946), Umberto D. (1952), Dos Mujeres (1961). Sería con Limpiabotas que De Sica conseguiría fama internacional, otorgándole un Oscar honorario por la calidad de la producción. A pesar de este reconocimiento, De Sica no podría obtener presupuesto necesario para su siguiente película y fue a través de amigos que lograría conseguir el dinero. Ladrón de Bicicletas sería protagonizada por actores no profesionales, una de las características del género. La representación de una familia pobre y la búsqueda del padre por mantenerlos a flote y con una carencia específica debido a una injusticia será el motor central de la trama.

 
 
 
 
Ladrón de Bicicletas fue reconocida internacionalmente, pero en Italia fue duramente criticada. La representación de una Italia pobre, sin recursos, de divisiones notorias, de injusticias y el incumplimiento de la ley solo ayudó a exacerbar la vista de políticos, cineastas y críticos. La tesis era que la película creaba una imagen negativa del pueblo italiano y por lo tanto, su distribución debía ser detenida. Estas demandas se irían disipando a partir del reconocimiento internacional, tanto en Estados Unidos y en Francia, quienes veían en la obra de De Sica como una alegoría no solamente a la pobreza de un país sino de todos los pueblos y la lucha del ser humano por sobrevivir y convivir con las injusticias de la vida. La película ganaría diferentes premios, entre los que destaca un Oscar honorario (para esos tiempos, todavía no estaba instaurado el Oscar a mejor película extranjera).

 
 
 
 
Una de las peculiaridades, que tiene que ver con la distribución, es el título de la película. La correcta traducción del italiano sería Ladrones de Bicicletas, pero en Estados Unidos la titularon en singular como Ladrón de Bicicletas, lo que se mantendría cuando se tradujo al español. Si bien puede tener un contexto cuasipoético, la traducción cambia el sentido, puesto que se refiere a un personaje en particular y no a los autores del robo. Dicha variación ha llevado a muchas preguntas de porqué no se respetó el título original y de porqué debía o no ser cambiado. En cualquier caso, los productores ingleses sí respetaron la correcta traducción y últimamente ese parece ser el caso de los distribuidores americanos.
 
 
 
 
 
De Sica tomó mucho de Chaplin, su director favorito, para hacer Ladrón de Bicicletas. La película muestra a un padre y un hijo (en un paralelo del Pibe), en una muy correcta actuación de Enzo Staiola, en una lucha por recuperar su medio de trabajo. Pero en esta cruzada, los roles de padre e hijo parecen emular a la de dos seres humanos enfrascados en una lucha desigual y desesperanzadora. Sus intentos son parte de un contexto cruel y sus preocupaciones parecen variar como leves distracciones necesarias para que el funcionamiento de sus vidas pueda mantenerse. En esta lucha contra el tiempo encuentran aliados y villanos, al mismo tiempo que personajes incircunstanciales que no pertenecen a ningún tipo de progreso. La ley es puesta como el arduo proceso de un hecho irreparable ni mutable, y fue una de las tantas críticas contra la película por parte de las autoridades italianas. Pero la injusticia es necesaria para entender el proceso de convivencia de lo positivo con lo negativo, que ocurre en cada contexto de la vida. Finalmente, De Sica destaca la actuación de sus actores no profesionales, la de su colaborador en la composición musical Alessandro Cicognini (al quien se le reconocería su obra como mejor soundtrack del año), a la habilidad de Zavattini (entre otros colaboradores) para adaptar la novela de Luigi Bartolini y en la cinematografía de Carlo Montuori.

 


 
 
Datos.

Título Original: Ladri di Biciclette
Dirección: Vittorio de Sica
Año: 1948
País: Italia
Intérpretes: Lamberto Maggiorani, Enzo Staiola, Lianella Carrell, Gino Saltamerenda, Vittorio Antonucci, Giulio Chiari, Elena Altieri, Carlo Jachino, Michel Sakara
Duración: 93 min.

sábado, 12 de octubre de 2013


LOS NIÑOS DEL PARAÍSO
 
 
 
 
Intro.
 
En los rincones menos pensados juegan los niños del paraíso, tratando de probarle al rey que son dignos de admiración. Juegan sin mayor preocupación, y a la vez, sin mayor lógica. Sus movimientos son como la nostalgia de los recuerdos. Lentos. Extraños. Desarticulados. Imposibles de recrear. Lejanos. Igualmente se mueven para reconocer los nuevos espacios y para recrear en su mente lugares, aromas y condiciones que solamente pueden existir para ellos. Los niños del paraíso son tan diferentes, son la esencia de un mundo antiguo que no conoce ancianos. Sus sonrisas se mantienen y sus lágrimas caen exactamente en el eterno momento, aquel en el cual el telón se abre y todo aquello que pensamos creer se guarda en pequeñas cajas individuales y empezamos a movernos como siempre solíamos hacerlo cuando estamos frente a increíbles reflectores e inesperados invitados. Y todos observando los mismos movimientos y las mismas formas. Mismos movimientos y mismas formas. Mismos movimientos y mismas formas. Mismos movimientos y mismas formas. Mismos movimientos y mismas formas. Mismos movimientos y mismas formas.
 
 


 
 
 

Cuerpo.

Los Niños del Paraíso comparte junto a Las Reglas del Juego y La Gran Ilusión la designación de ser una de las películas más emblemáticas de Francia. Su estreno fue todo un éxito, siendo estratégicamente finalizada para el momento de la liberación de París, que había estado sometida por los nazis. Eso hizo que la filmación fuera extremadamente difícil con interrupciones y demandas de los alemanes, llevando a la producción a diversos retrasos, a falta de presupuesto, amenazas al personal y falta de comida. Muchos tenían que trabajar bajo nombre supuestos pues eran judíos o descendientes de judíos y eran buscados en el mismo set por los soldados. Existieron muchos conflictos a partir de estos. Robert le Vigan, quien tuvo que ser separado de la producción, huyó después de la liberación por ser partidario nazista. Arletty fue detenida por tener un romance con un oficial alemán. Las paralizaciones encontraron a varios involucrados aceptando otros compromisos laborales por lo cual se tuvo que cambiar de producción, al igual que varios técnicos y actores, haciendo que al buscar reemplazos se tuviera que filmar las escenas nuevamente. La producción, que había empezado a mediados de 1943, sería finalmente estrenada en marzo de 1945 con todo el fervor del pueblo francés y con toda la magia propuesta por su director Carné y sus colaboradores.

 
 
 
 
Marcel Carné fue junto a Jean Renoir uno de los directores más importantes del llamado realismo poético francés. Su carrera empezaría como editor y crítico de cine. A finales de los años veinte sería asistente de dirección del gran Jacques Feyder y dirigiría también sus primeros cortos. Sería en 1936 cuando encontraría al escritor Jacques Prévert como su complemento perfecto. Ambos crearían filmes de gran calidad y que quedarían en el imaginario de la población francesa como Puerto de Sombras (1938), Amanece (1939), Los Visitantes de la Noche (1942) y la ya nombrada Los Niños del Paraíso. Esta colaboración marcó una época y ejemplificó la capacidad de realismo poético al adentrarnos a mundos de estética trabajada, en donde la realidad aún conserva la crudeza y desesperanza, mas no en sus personajes. A pesar que en este tipo de entregas el final siempre termina correspondiendo a la fatalidad de un mundo tan injusto, es la capacidad de sus personajes lo que nos permite romper los moldes y entender que los sentimientos, principalmente el amor, son conductores de nuestros actos y necesarios para la transformación de nuestra realidad. El género estaría presente entre mediados de los años treinta hasta mediados de los años cuarenta, en donde una consternación más por lo social empezaría a reformar la conducta del cine en Francia.

 
 
 
 
Los Niños de Paraíso cuenta con un elenco interesante, de futuras estrellas y de personajes reconocidos en otros ambientes artísticos. Arletty es la actriz principal. Cantante y actriz de cabaret durante diez años, Arletty debutaría en el cine a comienzos de los años treinta encontrando en este rol de Garance su mayor triunfo. Arletty se mantendría en el cine hasta comienzo de los sesenta, pero en roles secundarios mayormente. Jean-Louis Barrault, en su papel más emblemático, representa al mimo Baptiste Debureau. Barrault fue actor de teatro y mimo de profesión, siendo miembro de la Comedie-Francaise y de gran influencia en el mundo artístico de su país. Barrault sería el impulsador del filme al proponerle a Carné a recrear la vida del mimo Debureau. Carné no estaba interesado pero sería a partir de este personaje que se empezaría con la estructura del filme. Pierre Brasseur representaría al actor Frédérick Lemaitre, haciendo de este su rol más importante. Completa el quinteto amoroso Marcel Herrand como el criminal Lacenaire y Louis Salou como el conde Édouard de Montray. A ellos se les une la española María Casares, el siempre presente Gaston Modot, Pierre Renoir (hermano del director Jean Renoir), entre otros muchos colaboradores de Carné y Prévert.

 
 
 
 
Los Niños del Paraíso narra la historia de Garance y el amor que le profesan cuatro hombres: el mimo Debureau, el actor Lemaitre, el criminal Lacenaire y el conde de Montray. Cada uno busca amarla desde sus propias perspectivas mientras que ella busca el amor desde su propia visión soñadora, sin ataduras, sin compromisos y, a la vez, de desesperanza. El título de la película hace referencia a los espectadores del teatro de lo que vendría a ser el segundo balcón donde abiertamente la gente gritaba su elogio o desencanto de la presentación según su parecer. La película se basa en este conflicto amoroso mientras otros se entretejen alrededor, al igual que la vida en el teatro y demás condimientos. La película es un ejemplo claro del realismo poético en donde sus participantes son conducidos por sus sentimientos y según conveniencia se van adaptando a una realidad que cambia y que va encontrando sus mejores o peores personalidades. La película mantendría una longitud de algo más de tres horas. Según la administración Vichy el límite de tiempo para la presentación de una película era de 90 minutos por lo que la película tuvo que ser dividida en dos partes. La primera parte se llamó El Boulevard del Crimen y la segunda parte El Hombre de Blanco. Esto llevó a la dificultad de estrenar la película en dichas dos partes. El estreno fue en el Palacio Chaillot en su totalidad, pero después Carné negoció para que la película sea estrenada en exclusividad en dos lugares diferentes, logrando que los espectadores pudieran reservar su asiento después de ver la primera parte. Siendo un éxito total desde su estreno, se mantuvo en cartelera por 54 semanas. Carné tendría en Los Niños del Paraíso su película más destacada, logrando incluso la admiración de los densos críticos de la nouvelle vague, el movimiento surgido en Francia a finales de los cincuenta que buscó romper con toda la tradición de sus pares.

 
 

 

Datos.

Título Original: Les Enfants du Paradis
Dirección: Marcel Carné
Año: 1945
País: Francia
Intérpretes: Arletty, Jean-Louis Barrault, Pierre Brasseur, Marcel Herrand, Pierre Renoir, María Casares, Louis Salou, Gaston Modot, Fabien Loris, Marcel Pérès, Pierre Palau, Etienne Decroux, Jane Marken, Marcelle Monthil, Louis Florencie, Habib Benglia, Raymond Rognoni, Jacques Castelot, Paul Frankeur, Albert Rémy, Robert Dhéry, Auguste Bovério, Paul Demange
Duración: 195 min.

lunes, 7 de octubre de 2013


EL INCIDENTE OX-BOW


 

Intro.

Todos somos inocentes hasta que se pruebe lo contrario. Todos somos inocentes hasta que la sangre no ha salpicado nuestras manos. Somos inocentes y somos perfectamente conscientes de aquello que nos separa de los culpables. Nos encontramos en la oscuridad de un trayecto sin comienzos ni finales, pero reconocemos el brillo de las pistolas cuando están apuntadas a nuestras faces. Estamos esperando la palabra y la pregunta para poder abrir nuestras bocas y clamar inocencia. Pero todo es tan confuso cuando aquellos que nos pueden liberar solo piensan en la sangre que ha quedado en la tierra y como no se puede borrar con ningún elemento conocido por el ser humano.

 
 



Cuerpo.

El Incidente Ox-Bow es un proyecto muy particular. El director William A. Wellman y la estrella principal, Henry Fonda, hicieron diferentes concesiones para poder hacerse cargo de este filme. Ambos estaban decididos a hacer la adaptación del libro homónimo de 1940 escrito por Walter van Tilburg Clark, novela la cual sería considerada como el primer western moderno. Wellman y Fonda aseguraron hacerse cargo de la película al formar parte en otras producciones de poco presupuesto, además de convencer a Darryl F. Zanuck de 20th Century Fox que el proyecto era algo más que necesario, sino también rentable. Ambos involucrados estuvieron muy orgullosos de la película y la crítica especializada rindió tributo a Wellman y Fonda, pero lucrativamente El Incidente Ox-Bow fue un fracaso. Zanuck no desperdiciaría momentos en el futuro para recordarle tanto a Wellman como a Fonda sobre el fracaso de dicho proyecto y como confirmación de no volver a darles mayor colaboración en el futuro.

 
 
 
 
El Incidente Ox-Bow es un western sin duda inusual. Parte del uso particular de Wellman y Fonda en cuanto a tendencias e improvisaciones durante todo el largometraje. Esto puede verse claramente en el inicio de la película donde nos podemos remitir tanto a El Cielo Amarillo de 1948, dirigida también por Wellman, al mismo tiempo que la técnica de actuación de Fonda junto a Harry Morgan es también una muestra de creatividad y personalidad. Todo ello se ve resuelto durante la trama y junto a un buen juego de cámaras por parte de Arthur C. Miller, que nos muestran una entrada muy particular al género. La historia busca disasociar los temas típicos del western y enfocarnos en un relato de condición humana que fácilmente puede ser traslado a diferentes ámbitos legales o sociedades tan lejanas como cercanas al tiempo de realización del filme.

 
 
 
 
Debido a su mensaje desalentador y oscuro, la película sería archivada y recién estrenada dos años después de su realización. La idea de Fonda era recurrir a diversos actores reconocidos y mantener un perfil bajo en cuanto a notoriedad dentro de la pantalla, es así como el personaje de Fonda es prominente, pero de manera tal que cada uno de los personajes secundarios pueda mantenerse al mismo nivel en cuanto aparecen en escena. Sería una de las primeras películas de Dana Andrews y Anthony Quinn en roles secundarios. Algunas referencias parecen indicar que El Incidente Ox-Bow fue parte de una concientización con lo que ocurría en la Segunda Guerra Mundial y como era visto y tratado el tema. Entre otras particularidades, El Incidente Ox-Bow fue nominada al Oscar como mejor película, sin tener alguna otra nominación en su haber. Con el tiempo la película se volvería de culto dentro del western por su inusualidad y su experimentación. La actuación de Fonda y compañía es simplemente exquisita, denotando su preocupación de los detalles, es el proceso de improvisación llevado a buen puerto cuando se busca tener rigurosidad en cada escena, inclusive en aquellas que consideramos no tan importantes o que no forman en parte de gran relevancia. El Incidente Ox-Bow termina siendo una gran colaboración entre dos artistas impulsando un guión y una representación que sin su empuje no hubiera tenido la sofisticación con la cual es ahora considerada un clásico imperdible.

 


 

Datos.

Título Original: The Ox-Bow Incident
Dirección: William A. Wellman
Año: 1943
País: Estados Unidos
Intérpretes: Henry Fonda, Harry Morgan, William Eythe, Jane Darwell, Matt Briggs, Harry Davenport, Frank Conroy, Marc Lawrence, Paul Hurst, Victor Kilian, Dana Andrews, Mary Beth Hughes, Anthony Quinn, Chris-Pin Martin, Willard Robertson, Leigh Whipper, Margaret Hamilton, Billy Benedict, Dick Rich, George Meeker, Francis Ford
Duración: 75 min.