EL CUARENTA Y UNO
Intro.
Tan fácil como penetrar un pensamiento es observar como una bala penetra
un cuerpo. Tan fácil como vacilar ante un objetivo es simplemente disparar. La
precisión. El momento. La descarga. Y simplemente caminar hacia el siguiente
objetivo. La decisión y la frialdad de cambiar de contexto y buscar aquello que
una bala no comprende: toda una vida descrita en segundos. Mientras vuelves a
recargar tu arma, momentos de tu vida han pasado preguntándote sobre la
revolución, preguntándote como acabar con todos aquellos sin desperdiciar
tantas balas, y cuando una vez más el arma está cargada todos esos pensamientos
desaparecen como una niebla pasajera. Colocas la mira, cierras un ojo, centras
el objetivo. Uno más. El cuarenta y uno.
Cuerpo.
Grigori Chukhrai fue mundialmente conocido por su estupenda película
antibélica La Balada del Soldado en 1959. Pero su fama ya había sido reconocida
dentro de su país y Europa en su debut en 1956. Chukhrai fue parte del ejército
soviético durante la Segunda Guerra Mundial y sería esta experiencia lo que
influenciaría decididamente su carrera. Después de ser condecorado, Chukhrai
estudió cinematografía y rápidamente se colocó como asistente de dirección en
los estudios de cine de Kiev. A mediados de los años cincuenta comenzaría a escribir
y dirigir sus propias películas y sería con el debut de su película El Cuarenta
y Uno en 1956 que lograría una gran recepción. Esta película sería una
plataforma para Chukhrai y tres años más tarde llegaría la consagración total
con La Balada del Soldado.
El Cuarenta y Uno no fue una película fácil de realizar. La referencia
más directa fue la producción de 1927 de Yakov Protazanov. Esta versión también
sería tomada del libro homónimo de Boris Lavrenyev, escritor asociado con el
grupo futurista Mezzanine para la Poesía (Mezonin Poezii) y que sería a partir
de sus experiencias en la Primera Guerra Mundial que le ayudaría a desarrollar
la trama de su libro. El guión estaría a cargo de Grigori Koltunov, pero la
historia de un romance entre una francotiradora del ejército rojo y un oficial
del ejército blanco era demasiado controvertida. Las revisiones fueron
constantes y las prohibiciones no se darían esperar. Chukhrai contaba con el
respaldo de los reconocidos directores Ivan Pyryev y Mikhail Room, siendo este
último de total importancia para la realización del filme, ya que a partir de
sus palabras que el directorio de Mosfilm (el estudio más antiguo de Europa)
accedería a poner el proyecto en marcha.
Las expectativas sobre la película no eran muchas. Había que considerar
que era el debut de Chukhrai en la dirección y que muchos de sus participantes
eran aún actores poco conocidos y también debutantes. La mayor fuerza con la
cual contaba el directorio sería el apoyo de sus colegas. Para Izolda
Izvitskaya, la protagonista de la película, sería su primera película estelar y
la más reconocida de su carrera. Posteriormente buscó realzar su imagen en
otras producciones pero no pudo llegar a convertirse en una actriz con mayores
entradas y paulatinamente su nombre se fue desvanenciendo. Su contraparte, Oleg
Strizhenov, ya había aparecido en un cierto número de películas pero está
también se mantendría como su más famosa participación. Strizhenov sí lograría
hacerse de un nombre y de gran popularidad gracias a su actuación en las
siguientes tres décadas, logrando logros y reconocimientos.
El Cuarenta y Uno es una historia de amor poco convencional, tomando en
cuenta el conflicto bélico que lo envuelve. Uno de los grandes logros de la
película es el gran manejo del tiempo por parte del director y de la cámara a
cargo de Sergey Urusevsky, colaborador de gran distinción para Chukhrai con el
cual crearía sus más destacadas obras. Estas capacidades técnicas se ven
complementadas con el gran trabajo de Izvitskaya. La actriz soviética logra
destacar notoriamente en la película. Su combinación de una mujer atípica
dentro del ejército, implícitamente tratado como masculino, es una mezcla de
una mujer independiente al mismo tiempo que ignorante, instruida por su
devoción a su país y al movimiento revolucionario y que impera ello antes de
cualquier otro sentimiento o ideología. Lo destacable de esta actuación reside
en los cambios sutiles en la personalidad del personaje, la buena graduación
ante un objeto de deseo (siempre prohibido) y su relación incircunstancial con
los demás miembros del ejército. La película tuvo una gran recepción en el Festival
de Cannes obteniendo un premio especial del jurado y compitiendo por la Palma
de Oro. Así mismo, se convertiría en la décima película más rentable en 1956 en
la Unión Soviética y recibiría un diploma honorario en el Festival de Edinburgo.
Izvitskaya debió convertirse en una gran actriz, pero los papeles le fueron
esquivos y escasos, no pudiendo lograr un papel a la altura de El Cuarenta y
Uno y desapareciendo rápidamente a la edad de 39 años.
Título Original: Sorok Pervyy
Dirección:
Grigori Chukhrai
Año:
1956
País: Unión Soviética
Intérpretes: Izolda Izvitskaya, Oleg Strizhenov, Nikolai Kryuchkov,
Assanbek Unuraliyev, Nikolai Dupak, Pyotr Lyubeshkin, Georgi Shapovalov, Danil
Netrebin, Anatoli Kokorin, Muratbek Ryskulov, T. Sardarbekova
Duración: 88 min.
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