ORFEO
Intro.
Observas
a través de los espejos formas que antes no habías cuestionado. Observas a
través de los espejos formas que creías muy distantes a tu persona, pero que
ahora están más cercanas a ti y a los tuyos. ¿Quién eres cuando descubres que
tu realidad es una sencilla hoja de papel en blanco y cuando hay entes mucho más
allá de tu más complejo pensamiento? Aún puedes recitar poemas y puedes
escribir versos inclusive en el aire, pero cuando el aire gélido de la muerte
se posa sobre tu cabeza, tu boca está seca y las palabras muertas no tienen
sonido. Estás a merced de tus propias sombras y temores, y lo único que puedes
pensar es en el amor, en aquella persona que sabe de tus pensamientos y que con
una sola frase puede revertir todo esto. Ella, siempre ella, cobijándote
inclusive antes de conocerte.
Cuerpo.
Jean
Cocteau fue un estudioso del cine. A partir de sus diferentes facetas de poeta,
pintor, novelista, dramaturgo, guionista, diseñador y director pudo imprimir su
propia firma a sus proyectos y colaboró con el desarrollo del cine francés
durante los años treinta, cuarenta y cincuenta. Su particular estilo lo
llevaron a mantenerse en el imaginario del pueblo francés y a desarrollarse
internacionalmente gracias a la poética de las imágenes creadas y a los simples
pero por demás interesantes usos especiales propuestos en estos filmes. Cocteau
no solamente buscaba desarrollar el aspecto estilístico dentro del cine, sino
que también proponía la profundidad en cuanto a las temáticas sociales y
políticas dentro de su país, pero a través del lenguaje subliminal de la
poética y de una total consciencia que el cine era un medio para la educación y
la creación de la crítica del individuo.
Para
1950, Cocteau era una personalidad en la
literatura, el cine y el teatro. Su nombre era parte del movimiento artístico
en Francia y Europa, y sus creaciones siempre buscaban proponer nuevas
perspectivas o el tratamiento de un problema social desde una óptica diferente.
Cocteau era también reconocido por su círculo de amigos intelectuales y por las
asociaciones artísticas necesarias para sus proyectos. Después de varios
proyectos en el cine, Cocteau decidió dirigir Orfeo, basado en el mito griego.
Orfeo forma parte de la trilogía órfica de Cocteau, la cual empieza con La
Sangre de un Poeta (1930) y finaliza con El Testamento de Orfeo (1960). Orfeo
es sin lugar a dudas su película más conocida y de mayor logro, mostrando su
capacidad para adaptar un mito a la Francia de su tiempo, creando analogías y
logrando “modernizar” una historia para lograr una narrativa interesante y
continua que representa una influencia determinante dentro del cine francés.
Jean
Marais es el “héroe” Orfeo. Marais fue también parte vital dentro del
enriquecimiento del cine francés dentro de los años treinta y las dos década
siguientes, logrando ser uno de los rostros más representativos de su país,
formando parte de diversas corrientes, desde filmes intelectuales, de acción y
familiares, promoviendo su imagen de galán y de celebridad en su país e
internacionalmente. Un icono de su generación, Marais lograría esta distinción
gracias a su asociación con Cocteau, abriéndose para él mayores asociaciones
con otros realizadores así como su apertura al cine internacional. Al lado de
Marais trabajan actores de largo trayectoria y de gran presencia en el cine
francés. Marie Déa y Francois Perier eran conocidos actores franceses que
mantendrían una larga trayectoria. También podemos ver a la actriz de origen
español Maria Casares de pocos pero esenciales y representativos roles, siendo
imagen de algunos filmes franceses muy reconocidos. Así mismo, en roles menores
podemos visualizar a la cantante Juliette Gréco y otras figuras asociadas con
el arte y Cocteau. La cinematografía estaría a cargo de Nicolas Hayer, gran
artista en las etapas más importantes del cine francés y colaborador de grandes
realizadores como Buñuel, Clouzot, Melville, Duvivier, entre otros; mientras
que la composición está a cargo de George Auric, de gran trayectoria en el cine
francés e inglés.
Cocteau
propone un híbrido a partir de un mito clásico y la Francia de los años
cuarenta, con observaciones a la juventud, al arte moderno, a la política de su
país y a las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial, como parte del proceso
de asimilación y restauración. Esta técnica de Cocteau es bastante precisa y
siendo él mismo el guionista es bastante persuasivo en la creación del diálogo
procurando en detalle el uso de conversaciones que promueven tanto impregnar de
profundidad a las dos realidades: Cocteau como creador tiene esa conciencia
creativa, obligado a nutrir al público en cuanto es para él una responsabilidad
culturizar, pero haciéndolo con conciencia crítica demostrativa. Si a ello le
añadimos un uso particular de efectos especiales y de técnicas de filmación, se
propone adentrarnos a un contexto impersonal y ajeno, que desnuda nuestras
propias perspectivas de lo que puede ser narrado en la pantalla y que a partir
de ello surga con una singular sencillez. Sin ningún reparo en cuanto a
convenciones, Cocteau utiliza su propia voz en off, contándonos el relato del
mito sin esperar una reacción natural de conocer la historia anticipadamente y
plantearla sin causalidad, ya que el maestro francés hace todo lo contrario
sorprendiéndonos con su puesta en escena y logrando su mayor logro y la mayor
satisfacción de un artista provocando la experimentación como una de sus
mejores armas. Cocteau es un genio en diferentes ámbitos y un detallista para crear
con esmero aquello que representa más importante: el arte como aprendizaje para
entender la vida.
Datos.
Título
Original: Orphée
Dirección:
Jean Cocteau
Año:
1950
País:
Francia
Intérpretes:
Jean Marais, Francois Périer, María Casares, Marie Déa, Henri Crémieux, Juliette
Gréco, Roger Blin, Edouard Dermithe, René Worms
Duración:
95 min.
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