lunes, 14 de noviembre de 2011


EL ATALANTE




Intro.

Dentro de un mundo distante la sociedad, el hombre y la mujer no tienen diferencias. Un microuniverso muestra todas sus particularidades bajo la atenta mirada de todas las virtudes y todas las falencias de una sociedad anclada en los mismos preceptos que ahogaron a nuestros antepasados. Así como ansiamos por cambios, ansiamos por seres diferentes y aquello que parece grotesco puede ser el significado que tantos buscamos y todo puede ser el nombre de un lugar, de una mujer, de un niño… o inclusive, a veces, de un barco.




Cuerpo.

Jean Vigo es uno de esos artistas irrepetibles, con una sensibilidad inaudita, con una claridad única y a la vez, con un irremediable fin. Con tan solo dos largometrajes y dos cortometrajes, Vigo es parte del imaginario popular demostrando una madurez y un conocimiento total sobre lo que debería ser su obra. Sus dos largometrajes, Cero de Conducta (1933) y El Atalante se convertirían en excelentes ejemplos artísticos, influyendo directamente en lo que se convertiría en el realismo poético de los años treinta y cuarenta y también decisivo dentro de los directores de la nouvelle vague de finales de los cincuentas y sesentas. Jean Vigo es algo inédito en el cine, su muerte a los 29 años por complicaciones de la tuberculosis solamente nos recuerda cómo el destino nos ha privado de futuras obras maestras pero es también un ejemplo de brillantez, de cómo dos obras mantienen un legado incontrastable, que sigue fascinando a muchas generaciones.




Uno de los aportes que también acompañan a la maestría de su director, es el actor Michel Simon. Un actor muy querido en Francia, Simon fue multifacético por excelencia. Su habilidad para pasar de la comedia al drama y a otros géneros lo hizo muy popular en su época, combinado con el hecho que Simon siempre fue muy apegado a las clases populares, sin apoyarse tanto en su status de estrella. Junto a Simon, el rol femenino cae en Dita Parlo, una actriz que comenzó de gran forma a finales de los años veinte y que conseguiría con El Atalante y La Gran Ilusión (1937) sus dos mejores performances. Paulatinamente su estrella se fue apagando, sumado a su fracaso en Hollywood y a las pocas oportunidades después de la guerra. A ellos se le suma Jean Dasté, protagonista en los únicos dos largometrajes de Vigo y cuya asociación con grandes directores franceses incluye a Renoir, Resnais y Truffaut, entre otros.




El Atalante es considerado uno de los filmes más grandes de todos los tiempos. La cinematografía corre a cargo de Boris Kaufman, hermano del director Dziga Vertov, quien colaboraría con Vigo y Dimitri Kirsanoff en el comienzo de su carrera. Ya en los cincuenta y en Estados Unidos ganaría un Oscar junto a la película de Elia Kazan, Nido de Víboras (1954). El Atalante se antepone a los movimientos del realismo poético y de la nouvelle vague en mostrar formas poéticas dentro de la narración, infiriendo en la realidad presentada como un tipo de ensueño para cada uno de los ámbitos de los personajes. El aporte de Vigo es crear historias humanas embellecidas no por los hechos o por los actos, sino por el simbolismo que encierran y que, a pesar del conocimiento o no de sus personajes, logran encontrar la sensibilidad de un director que sabe proponer y disponer. Una experiencia cinematográfica única, El Atalante se ha colocado junto a Cero de Conducta como dos muestras de un arte poético sin semejanza alguna y que ha hecho de Vigo un artista en todo su derecho, que pudo contar con la libertad de expresar su alma de niño, dándole forma en el cine y plasmándolo con delicadeza tal que el rocío de la lluvia en las flores parece imitar las melancólicas lágrimas de felicidad.




Datos.

Título Original: L’Atalante
Dirección: Jean Vigo
Año: 1934
País: Francia
Intérpretes: Michel Simon, Dita Parlo, Jean Dasté, Gilles Margaritis, Louis Lefebvre, Maurice Gilles, Raphaël Diligent
Duración: 89 min.

jueves, 10 de noviembre de 2011


LA JETÉE




Intro.

Y algún día moriremos. No a partir de un agente agresor externo. No a partir de explicaciones sin razonamientos. No. Moriremos a partir de nuestras propias manos y de nuestros propios actos. Como preciosos seres humanos dejaremos de lado todas las advertencias, e inclusive ante nuestro propio juicio racional apretaremos ese botón que nos volverá en figurillas de alguna inconsistencia ósea. El viento hará su trabajo y el tiempo sabrá extinguir todo rastro de aquellos que destruyen la naturaleza y que usurpan espacios intocables.




Cuerpo.

Chris Marker es un director experimental francés cuya gama de talentos lo colocan también como escritor, fotógrafo y documentalista. Participó en la Segunda Guerra Mundial y al finalizar el conflicto decidió crear películas y documentales. Codirigiría en 1953 Las Estatuas También Mueren con Alain Resnais pero sería en 1962 cuando lograría alcanzar fama gracias a su filme La Jetée.




En un cortometraje de 28 minutos, Marker nos muestra un futuro incierto y descabellado. El artista francés se basa en la fotografía como principal medio, ya que debido a medios económicos no pudo contar con una cámara de filmación. Existe una única toma en movimiento pues Marker cuenta que llegó a tener una cámara pero solamente por una tarde. Es así como a partir de fotografías entramos en un mundo fascinante. Con una voz en off, pocos pero precisos efectos de sonidos y con gran habilidad, el director hace uso de la poca disponibilidad de recursos y propone una historia post nuclear y viajes en el tiempo.



La Jetée significa el muelle, pero es un doble juego, ya que auditivamente se puede asociar con J’étais, que significa yo estaba, una referencia a los tiempos y como el futuro está intrínsicamente relacionado con el presente y el pasado. La película sería de gran influencia en futuros directores, sobretodo en Terry Gilliam quien en 1995 tomaría la idea original de La Jetée y la convertiría en Doce Monos. El cortometraje ganaría el Premio Jean Vigo y sería calificada por el Times en el 2010 como parte de las diez más grandes películas de ciencia ficción de todos los tiempos.




Datos.

Título Original: La Jetée
Dirección: Chris Marker
Año: 1962
País: Francia
Intérpretes: Hélène Chatelain, Davos Hanich, Jacques Ledoux, Ligia Branice, Janine Kleina, William Klein
Duración: 28 min.

domingo, 6 de noviembre de 2011


LA MUERTE DEL CISNE




Intro.

Cuando la imagen de la muerte te encandila, entonces buscas la perfección en un rostro o en un cuerpo, buscas la imagen de aquello con lo cual te encuentras enamorado. Pero los caminos del amor no son precisamente los menos insanos o los menos convulsionados. No hay sangre en tus manos, no hay papeles de deceso y sin embargo tú solo puedes oler moribundos poemas para alguien que no puede entenderte. Hay un gran impulso en tus pinceles y sin embargo nada se resiste ante tu coagulado caos. Quieres expresarte y no puedes descoser tu boca, quieres gritar algo y solo puedes escupir tus dientes. Te has quedado contemplado aquello que puede ser y no puedes materializarlo.




Cuerpo.

Evgeni Bauer, o Yevgeni Bauer, fue un director ruso de la época muda que sería de influencia decisiva para sus compatriotas. Entre 1913 y 1917 Bauer hizo más de ochenta películas, de las cuales solo se han podido recuperar veintiséis. Su técnica demuestra un avance notorio en cuanto a experimentación y uno de los primeros en contemplar el cine a partir de su sentido estético. Bauer comenzaría a provocar diferentes respuestas a partir de su experimentación con luces, escenografía, cámaras y de todo aquello de lo cual se pudiera nutrir. Dentro de su país es considerado un pionero y una influencia directa en el desarrollo del cine, lamentablemente la pérdida de la mayoría de sus obras impedirían un mayor despliegue internacional en su propio tiempo. Bauer moriría en 1917 debido a complicaciones con la neumonía a los 52 años.




La Muerte de un Cisne es una famosa coreografía de ballet de Mikhail Fokine creada para Anna Pavlova. Dicha coreografía se basa en los últimos momentos de un cisne, siendo estrenada en 1905. Pavlova lo interpretaría más de cuatro mil veces. La película sería una rendición de dicho ballet y su interpretación estaría a cargo de Vera Karalli. Karalli fue una ballerina en todo su derecho pero debido a una lesión tendría que abandonar el ballet. Así, Karalli empezaría una exitosa carrera en el cine mudo y Bauer la utilizó en diferentes películas, destacando La Muerte del Cisne y Después de la Muerte (1915). Karalli sería la amante del duque Dmitri Pavlovich y se dice que ella era una de las dos mujeres, junto a Marianne Pistohlkors, que se encontraban durante el asesinato de Rasputín. Esto solamente incrementaría el misterio de su persona y de la tan inusual temática dentro de las películas de Bauer.




La Muerte de un Cisne responde a una de las temáticas más asociadas con Bauer: el drama psicológico. Con una impresionante historia y una gran actuación de Karalli, Bauer pone en escena la obsesión de la muerte buscando todos los rasgos psicológicos impregnados en sus personajes. A pesar de ser una película antiquísima, la profundidad de los personajes y la historia denota maniobras personales por parte de su director. Ello puede ser bien graficado en tantas de sus realizaciones donde dicha temática es frecuente, y se puede efectivamente insistir en la capacidad de Bauer por ahondar en temas pertenecientes a la psique humana y como la contemplación de aquello que es producido por la obsesión en el ser humano es el sostenimiento de una historia profunda y compleja, imponiendo así su propia firma en el séptimo arte. Bauer y su técnica sería mayormente reconocida a parte de retrospectivas y de la paulatina recuperación de algunas de sus obras.




Datos.

Título Original: Umirayuschii Lebed
Dirección: Evgeni Bauer
Año: 1917
País: Unión Soviética
Intérpretes: Vera Karalli, Alexander Kheruvimov, Vitold Polonsky, Andrej Gromov, Ivane Perestiani
Duración: 49 min.

jueves, 27 de octubre de 2011

DR. JEKYLL AND MR. HYDE




Intro.

Eres tú, pero no eres tú. Eres alguien pero no reconozco tu voz. Pero cuando veo tu rostro sé que eres tú. Y de repente todo cambia y a veces siento que estoy al lado de un extraño. Y alguien más me habla desde diferentes labios y las palabras confusas quieren recordarme a alguien y en un instante sé que jamás he conocido a esa persona. No sé quién eres. No sé qué quieres. ¿Tanto daño te he hecho? ¿Tantas palabras en el aire no han podido subsanar tu dolor? ¿No he podido ser capaz de brindarte la paz que clamas? Estás hablando con una pared y la pared te ha respondido, te ha dicho tus mismas palabras pero con otras fauces y cuando has observado esa interioridad has temblado en total miedo, has descubierto que aquella sombra no se asemeja a ti, no es nada parecido a ti… y aún así, no hay nadie a tu costado.




Cuerpo.

El Extraño Caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde es la novela que inspiraría a futuras generaciones y cuyo éxito fue total desde su creación. Robert Louis Stevenson, escritor escocés, fue el creador de esta novela publicada en 1886 y cuya trascendencia ha invadido diferentes ámbitos artísticos llegando a penetrar los terrenos de la psicología y de los orígenes de la llamada doble personalidad, haciendo de Jekyll y Hyde una común referencia en cuanto se trata de entender a una persona con dos personalidades totalmente diferentes. Rápidamente existieron versiones teatrales y que posteriormente invadirían el cine y otros medios. Existen alrededor de 123 adaptaciones fílmicas de la obra de Stevenson, siendo la adaptación de 1908 la primera en aparecer. Entre las más conocidas se encuentran la de 1920 con John Barrymore, la de 1931 con Fredric March por el cual ganó el Oscar y la de 1941 con Spencer Tracy, Ingrid Bergman y Lana Turner.




John Barrymore es uno de los más grandes actores del cine mudo. Su capacidad actoral se extendió también en el cine hablado con grandes interpretaciones y cuya fama estaba asociada a sus hermanos, el famoso trío Barrymore, compuesto también por Ethel Barrymore y Lionel Barrymore. Su carrera comenzaría en el teatro con comedias ligeras hasta que su incursión en el drama lo convertiría en uno de los más aclamados intérpretes del género. Rápidamente su aparición en el teatro sería un éxito total y con la influencia de su hermano Lionel comenzaría su carrera en el cine, siendo rápidamente uno de los actores más populares de su tiempo. Su presencia en pantalla denotaba un arraigo y un atrevimiento poco antes visto, catapultándolo como un actor de carácter en toda su dimensión. Barrymore se convertiría en una leyenda por sus propios medios, siendo una inspiración hasta nuestros días.




La película muestra efectos especiales bastante logrados, apoyados gracias a la habilidad de Barrymore para confrontar las transformaciones de su personaje. La conocida historia de Jekyll y Hyde nos confronta con una versión ya bastante conocida y es así como la interpretación de Barrymore fortalece dicha historia. Junto a él podemos encontrar algunos actores bastante familiares dentro del cine mudo, destacando Nita Naldi, actriz catalogada como una de las primeras femme fatale y cuya asociación con los esposos Rudolph Valentino y Natacha Rambova la hicieron conocida socialmente. El director John S. Robertson dirigiría 57 películas hasta 1935, sin mayor relevancia más que esta asociación con Barrymore. Debido a que los derechos de la película son de dominio público, la imagen de Barrymore como Hyde siempre han formado parte del imaginario popular gracias a documentales y constantes evocaciones al cine mudo y al cine de terror.



Datos.

Título Original: Dr. Jekyll and Mr. Hyde
Dirección: John S. Robertson
Año: 1920
País: Estados Unidos
Intérpretes: John Barrymore, Brandon Hurst, Martha Mansfield, Charles Lane, George Stevens, Nita Naldi, Louis Wolheim, Cecil Clovelly, J. Malcolm Dunn
Duración: 67 min.

viernes, 21 de octubre de 2011


ENAMORADA



Intro.

Aquellos ojos de furia. Aquellos ojos de amor. La pasión desatada por una mujer que no conoce ni credos ni cadenas, que es libre como el viento y que ejerce sus tormentos sobre todo aquel que ose mirarla con deseo. En una difícil época, entre conflictos y muerte, pueden ocurrir los hechos más simpáticos de la vida humana, aquellos que parecen contradecir la crueldad de la realidad o aquellos que no se permiten caer en la total abominación de la fantasía. Para esos momentos y para esas personas solo queda el imperecedero recuerdo, que es la única razón que por el cual el tiempo es un privilegiado inmortal.




Cuerpo.

Emilio “El Indio” Fernández es uno de los directores más emblemáticos del cine mexicano. Sus comienzos lo señalan como un actor y asistente en diferentes producciones, pero sería su asociación con el maestro John Ford lo que lo ayudaría a formarse como futuro director. Volvería a México en los años treinta haciendo trabajos de asistente y guionista para convertirse en un símbolo en los años cuarenta. Estos años fueron los que consolidarían al gran genio mexicano a nivel internacional gracias a sus diversas películas que rescataban las costumbres y el nacionalismo de su país. Sus entregas son historias humanas bajo la rigurosidad de una poética de muy refinado nivel. Su cuerpo de trabajo se extenderá hasta finales de los setenta, convirtiéndose en el más grande director mexicano de todos los tiempos.




María Félix, conocida como La Doña, es la más grande actriz mexicana que ha existido. Félix se convirtió rápidamente en un icono de la época dorada del cine mexicano y a pesar de sus pocas incursiones en el extranjero rápidamente su fama fue mundial. María Félix es una actriz de carácter, de gran presencia y uno de esos seres amados por la cámara. Su presencia en el cine es el nacimiento de un nombre propio y una estrella asociada con grandes directores, que supieron conjugarse para crear alguna de las películas más entrañables de su país. María Félix es una mujer que no se puede resumir en palabras y en cuyas actuaciones reside la esencia misma del cine, aquella que con sentencias directas y certeras recrean en nuestra mente perdurables imágenes de gente que creemos conocer. La inmortalidad de La Doña se mantiene ante el descubrimiento de nuevas generaciones de una actriz en todo el sentido de la palabra, una profesional y una mujer de duro carácter que supo plasmar su personalidad en el séptimo arte.




Pedro Armendáriz fue así mismo uno de los más grandes representantes de su país, alternando sus actuaciones en México, Europa y Estados Unidos, teniendo en su haber tres asociaciones con el director John Ford. Pedro Armendáriz fue uno de los rostros de la época dorada del cine mexicano que ganaron el respeto mundial por su gran desempeño en pantalla. Sus roles dentro de México representaron los diferentes rostros de una nación que empezó a cobrar fama en su filmografía. Su asociación con el Indio Fernández lo llevarían a crear sus más famosos papeles y fuera de su país sería muy recordado por su asociación con Ford y por aparecer, en su última actuación, en Rusia con Amor (1969), la segunda película de James Bond.




Enamorada de 1946 marca la primera colaboración entre Fernández y Félix, siendo éste uno de sus mejores logros. La presentación de un romance entre personajes tan distantes y dentro de una revolución tan enmarcada por su director en tantas de sus presentaciones, nos ponen ante la habilidad de sus dos protagonistas principales. Armendáriz es el duro general José Juan Reyes, con tintes humanistas y de sensibilidad de niño cuando el momento lo requiere, pero es el típico hombre de orgullo y fuerza. Félix es Beatriz Peñafiel una mujer de carácter y de una independencia surgida de su fuerza y su determinación. Ambos se verán envueltos en un atípico romance de personalidades encontradas frente a una situación que confronta a todo un país. El toque dramático y humorístico se alterna dentro de la gran imagen de un amor en formación, un amor que no parece representar el esquema general de la revolución pero que contempla un escape a todo aquello que aqueja a sus habitantes.




Datos.

Título Original: Enamorada
Dirección: Emilio Fernández
Año: 1946
País: México
Intérpretes: María Félix, Pedro Armendáriz, Fernando Fernandez, Miguel Inclán, José Morcillo, Eduardo Arozamena
Duración: 99 min.