sábado, 30 de enero de 2010


EL FIN DE SAN PETERSBURGO




Intro.

La lucha. La constante lucha. La interminable lucha de poderes que nos presenta la pobreza del alma y el hambre. Todo alrededor es producto del enriquecimiento y la desolación. Cada aspecto cuenta con dos rostros, uno que escupe al otro. La pobreza es el único diccionario para aquellos que no pueden pronunciar otra palabra. Estamos imaginando la igualdad en nuestras cabezas, pero nuestras cabezas son frutos maduros que ya llevan algunos años pudriéndose.






Cuerpo.

Vsevolod Pudovkin es uno de los grandes maestros rusos del cine durante su etapa muda. Para ese tiempo, la Unión Soviética había creado las películas de propaganda, que buscaban hacer un énfasis en su nacionalismo así como apoyar al gobierno vigente. Dentro de esta etapa, los nombres de Sergei Eisenstein y Pudovkin surgían por todo lo alto. Pero ambos grandes directores diferían en su visión sobre la temática de propaganda: Pudovkin glorificaba al individuo como el estandarte a seguir y así liberar a los pueblos. Por su parte, Eisenstein creía en la masa como la fuerza impulsadora del cambio. Ambos tuvieron mucha popularidad dentro del cine mudo, otorgándoseles diferentes distinciones. Ambos directores buscarían mayor experimentación con la llegada del cine hablado pero mientras Eisenstein se erigiría como un director de excelente calidad, Pudovkin se perdería, no pudiendo imitar sus clásicos silentes.










El Fin de San Petersburgo fue encomendada a Pudovkin por el Décimo Aniversario de la Revolución de Octubre y es vista como la segunda parte de su trilogía de revolución, junto a Madre (1926) y Tormenta sobre Asia (1928). Estas tres películas serían el testimonio más directo y contundente de Pudovkin, colocándose como grandes hitos dentro del cine mudo. Las representaciones del director ruso con la clase trabajadora es el compromiso innegable de los revolucionarios como la fuerza para el cambio en su país. Así, los diferentes realizadores rusos serían parte de conmemorar las luchas revolucionarias de su país, y a la vez de crear una propaganda del gobierno hacia otros países.







En El Fin de San Petersburgo, su película más lograda, Pudovkin expone de manera sencilla y rápida las dos partes enfrentadas: la clase trabajadora y los poderosos conformados por los empresarios, los políticos y la policía. Pudovkin también sigue el lineal desenvolvimiento del trabajador ignorante de su situación y su lenta pero decidida conversión a la revolución, que es en realidad, la única manera de saber vivir. Estas nociones ayudaban a inflar el espíritu de los espectadores, quienes podían agradecer estas películas al gobierno de Stalin, que otorgaba proyectos para su propaganda. Este “apoyo” sería en muchos sentidos contraproducentes, ya que las libertades permitidas eran en realidad restricciones y cada vez que el gobierno no deseaba algo era cortado. Aún así, Pudovkin logró hacerse de un nombre en la etapa muda, y al igual que Eisenstein, haría uso del montaje que perfeccionaría para sus propios beneficios.











Datos.

Título Original: Konets Sankt-Peterburga
Dirección: Vsevolod Pudovkin
Año: 1927
País: Unión Soviética
Intérpretes: Alexander Chistiakov, Vera Baranovskaya, Ivan Chuvelev, V. Obolensky
Duración: 80 min.

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