jueves, 25 de marzo de 2010

LIRIOS ROTOS
Intro.

No puedo sonreír. Tengo una sonrisa y no la puedo mostrar. Tal vez el tener labios no sea suficiente, pero no creo saber exactamente cuál es el truco. Tal vez deba permanecer callada y esperar a que una sonrisa aparezca. No. Porque ya lo he hecho antes y no ha funcionado. Tal vez pueda imitar una sonrisa. Por supuesto. Así como la gente imita a diferentes personas en las actuaciones de teatro, es posible que yo pueda imitar una sonrisa. Es posible que yo pueda sonreír. Pero a veces me pregunto para qué. Si no puedo crear una sonrisa en mí, tal vez no sea vital tenerla. ¿Porqué imitar una? Supongo que en la vida de uno debe ser suficiente para no pedir más. Aún así, siempre me pregunto que sería tener una sonrisa y no tratar de usar dos dedos para imitar una.



Cuerpo.

D. W. Griffith es el padre del cine americano. Su visión para entender el cine como un medio de espectáculo y masas parece depredar cualquier intento de cine en su tiempo. Así encontramos un cuerpo de trabajo impresionante de más de 500 películas desde sus primeras incursiones en el cine en 1908. Griffith es señalado un maestro por personajes como Chaplin, Ford, Welles, Huston, y muchos otros directores. Griffith sería el creador de nuevas formas de narración dentro del cine, lo que haría de sus películas una nueva forma de entretenimiento para los espectadores. Lamentablemente sus grandes obras estarían condicionadas o por su complejidad o por su controversia, impidiendo a Griffith mantener su vasta producción, desapareciendo así en las tinieblas y no pudiendo reclamar el legado que él había creado. Su posterior reconocimiento premia sus grandes obras, inclusive al punto de alejar sus visiones políticas y mantenerlas como creaciones artísticas dignas de un creativo genial.
Lirios Rotos no es una de sus grandes megaproducciones, pero es una de sus películas más populares. Habiendo sido reconocido y criticado por El Nacimiento de una Nación (1915) e Intolerancia (1916), Griffith se mantendría activo durante su asociación con United Artists, donde también participaron Charles Chaplin, Mary Pickford y Douglas Fairbanks. Lirios Rotos aún contaba con cierta controversia. El título original era Lirios Rotos o El Hombre Amarillo y la Chica (The Yellow Man and the Girl), haciendo referencia así al personaje masculino, un chino. En los años 10 y 20, la intolerancia hacia los asiáticos era palpable en Estados Unidos y la difusión de sobrenombres era común en algunos medios escritos de diferentes ciudades. Así podemos ver algunas pruebas en el cine de esta época, tanto en Griffith como en DeMille, así como en otros directores. Paulatinamente dicho racismo iría disminuyendo con la llegada de los años treinta y los cuarenta.





Uno de los grandes valores de la película es su protagonista. Lillian Gish se convertiría en la musa de Griffith y junto a él desarrollaría sus mejores obras colocándose así en una de las primeras asociaciones de director y actriz como un tándem único. Gish es una de las primeras actrices norteamericanas del cine mudo y su carrera duraría setenta y cinco años entre el cine y la televisión siendo considerada una de las actrices más importantes dentro de su país. Su carrera durante el cine mudo la marcaría como una de las mejores intérpretes del medio, siendo asociada también con actrices como Mary Pickford, otra gran representante del cine mudo. En Lirios Rotos, Gish buscaría fuentes para penetrar en su personaje y hacer lo más creíble. El resultado simplemente es más que conmovedor y dramático.





La temática central de Griffith es la intolerancia y el abuso contra el más indefenso como un mensaje de conciliación, promoviendo así la aceptación y la hermandad dentro de los Estados Unidos. En Lirios Rotos nos encontramos con esta temática fortalecida en todos sus aspectos. A diferencia de grandes obras como El Nacimiento de una Nación e Intolerancia, la historia lineal y directa en esta película permitió una mejor comprensión del público y la convertiría en un éxito de taquilla. A ello se le suma la actuación de Gish que sería descrita por muchos medios como “la de un animal herido buscando refugio”. Durante toda la película la fragilidad y timidez del personaje enternecen debido a la interpretación de Gish, quien contrasta ello con sus demostraciones de terror. Es así, como una de las escenas de la película se ha vuelto emblemática. Llamada “la escena del closet”, el personaje de Gish se encuentra encerrado mientras que su padre, interpretado por Donald Crisp, trata de romper la puerta del closet. Gish ejemplifica el miedo y la desesperación de una manera brillante. Los gritos en el estudio llamaron la atención de la gente del exterior y Griffith quedo pasmado ante el resultado de la escena. Los críticos aplaudirían su labor aunque para el tiempo también se calificó la escena como de “nauseabunda” debido al realismo en el tormento del personaje.






Datos.

Título Original: Broken Blossoms
Dirección: D. W. Griffith
Año: 1919
País: Estados Unidos
Intérpretes: Lillian Gish, Richard Barthelmess, Donald Crisp, Arthur Howard, Eduard Peil Sr., George Beranger, Norman Selby
Duración: 90 min.


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