domingo, 16 de mayo de 2010


FAUSTO






Intro.

La ancianidad nos catapulta a tiempos inmemorables cuando podíamos realizar actos sencillos, actos que nuestra juventud nos permitía sostener en nuestros brazos y adorarlos. Inclusive podíamos reír ante la sencillez de las más escabrosas estratagemas y los más difíciles problemas. Porque en la juventud la palabra “imposible” es eso, una palabra. Y reímos con orgullo de todo aquello que podemos hacer hincar ante nuestros pies. Somos gloriosos y eternos. Somos la creación en su expresión más excelsa. Nuestros rostros reflejan la majestuosidad del sol y nuestros cuerpos pueden soportar cualquier clima y derrumbar cualquier barrera. Somos eternos. Sí, somos eternos. Y cuando los recuerdos se disipan, en unos segundos somos nuevamente aquellos seres ancianos que deseamos tanto… y a que a veces representamos tan poco.









Cuerpo.

Para 1926, F.W. Murnau era una de las luminarias del expresionismo alemán. Su corta pero constante carrera le habían asegurado un respeto único dentro del séptimo arte y Fausto sería la película que lo catapultaría a Estados Unidos. El filme tendría una complejidad y un costo no antes asumido por la UFA, el más grande estudio alemán de cine en su tiempo. Murnau emplearía efectos y tomas no antes concebidas contemplando no solamente una nueva forma de crear cine sino también una lectura propia del director alemán, que tomaría su resplandor en Amanecer y que se apagaría repentinamente ante la temprana muerte del realizador europeo.








Fausto sería una combinación entre la historia ancestral y el libro de Goethe buscando crear una atmósfera totalmente bizarra con respecto a la lucha del hombre frente al diablo. Murnau había insistido en dirigir la película, cuyo primer director designado había sido Ludwig Berger. Junto al apoyo de uno de los actores principales, Emil Jannings, Murnau terminaría convenciendo que su propuesta era la más alentadora. Para ello creó toda una temática con el escenario, los efectos especiales, el uso de luz y sombras, y el uso de varias cámaras, creando así diversas tomas que en algunos casos durarían horas y horas de grabación y que desembarcarían en las múltiples versiones que se conocen con los elementos que han sobrevivido. Murnau, al parecer, había creado diferentes versiones para presentar de acuerdo al país donde se estrenara la película y en algunos casos se sucedían cambios significativos, demostrando su pericia e inclusive sus tintes políticos. De los elementos rescatados se calculan alrededor de cinco versiones: la conocida versión alemana reconstruida de diversas locaciones en donde se encontró el material, una versión americana con cierta sorna política por parte del director, una versión francesa ínfima con algunos errores en las tomas, una segunda versión alemana y una versión bilingüe que iba a servir para el resto de Europa. Aún así, material completo de cualquiera de estas versiones no existe.









Uno de los puntos principales de la obra es el actor alemán Emil Jannings bajo el papel de Mefisto. Jannings fue uno de los grandes valores del cine mudo dramático. Conquistó el primer Oscar que se dio en 1929 y tendría roles muy destacados, con Murnau y otros directores de renombre, convirtiéndose en una de las figuras emblemáticas del cine silente. La guerra y sus visiones pro nazis lo convertirían en el actor más destacado del Tercer Reitch siendo vanagloriado por todo lo alto bajo la tutela del ministro de propaganda nazi Joseph Goebbels, pero esto también truncaría cualquier futura colaboración dentro del cine. Con la barbarie y caída del nazismo, Jannings nunca volvería a tener algún éxito en el cine. El gran actor teatral Gösta Ekman es también parte del reparto. Ekman es considerado hasta estos días uno de los más grandes actores teatrales de Suecia. Con una versatilidad única para alternar géneros, Ekman sería un trabajador incansable de las tablas con pocas apariciones en el cine, pero cada una de ella con una representación importante.








La película incorpora acciones notables. Murnau como un maestro de la experimentación con el uso de la cámara y creador de diferentes efectos, hice una lectura muy propia del tema. La creación de Mefisto y las perspectivas de la ciudad son muy bien logradas, así como el tema de la iluminación configurando la oscuridad y la luz según los personajes. Así mismo, Murnau fue un detallista de su último proyecto en Alemania. Con una irregularidad inaudita en el cine mudo, Murnau filmó con diversas cámaras la misma escena logrando diferentes ángulos e inclusive cambiando algunos motivos, logrando así un sin número de tomas que lo proporcionaban un trabajo riguroso en la edición y diferentes porciones que serían el resultados de las variantes en las versiones antes mencionadas. Fausto es parte del desarrollo del cine mudo y un vibrante desempeño que deja en el imaginario colectivo imágenes de suprema composición. Murnau ya se encontraba rompiendo esquemas al comienzo de los años 20, de manera notable con Nosferatu y El Último Hombre y cuando Fausto hizo su estreno, él se encontraba en Estados Unidos filmando lo que dice ser la mejor película muda filmada en ese país: Amanecer.









Datos.

Título Original: Faust, Eine Deutsche Volkssage
Dirección: F. W. Murnau
Año: 1926
País: Alemania
Intérpretes: Gösta Ekman, Emil Jannings, Camilla Horn, Wilhelm Dieterle, Frida Richard, Yvette Guilbert
Duración: 106 min.

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