domingo, 22 de octubre de 2017


RICARDO III



Intro.

La venganza está en el aire. Entre la caída de los telones y los múltiples monólogos alguien se acerca y muy próximos a nuestros oídos nos hace entender que la manipulación es parte de todos los ambientes.





Cuerpo.

Laurence Olivier es considerado uno de los más grandes actores ingleses de todos los tiempos. Su tratamiento en cuanto a sus capacidades artísticas e interpretativas se despliega en el cine, el teatro y la televisión, así como su necesidad de contar historias detrás de cámaras y telones. Olivier es un actor respetado y denotado que supo combinar sus habilidades tanto para dramas y comedias. Uno de sus proyectos más ambiciosos y queridos en la pantalla grande era la interpretación de los dramas shakespeareanos, de los cuales lograría una inmensa fuerza y desarrollo.




Olivier lograría crear una trilogía interesante con respecto al dramaturgo inglés: Enrique V (1944), Hamlet (1948) y Ricardo III (1955). Si bien la intención primaria no era concentrarse en la dirección, el proyecto que comenzaría con Enrique V demostraría una fuente muy popular para Olivier, quien tomaría las clásicas obras bajo una nueva visión, lo cual se probaría al lograr un público novedoso por reinterpretaciones teatrales. Pero la suerte sería dispareja en cuanto a estos tres filmes. Comenzaría con un interés inicial debido a la perspectiva original de Olivier en 1944, llegando a un punto cumbre con Hamlet pero decayendo con su entrega de Ricardo III, lo que terminaría con cerrar mayores proyectos sobre Shakespeare. Paradójicamente, esta última entrega se convertiría con el tiempo en el mejor esfuerzo de Olivier en este específico rubro.




La película cuenta con algunos de los actores británicos más reconocidos del teatro y de las interpretaciones shakespeareanas. El importante trío que acompaña a Olivier responde a los nombres de Cedric Hardwicke, John Gielgud y Ralph Richardson. La capacidad de estos grandes actores elevaría la propuesta inicial, reconociendo el valor que estos actores le colocaban a la producción. El talento de ellos se vería acompañado de otros actores principales y secundarios que serían futuras estrellas en su país e internacionalmente. La más destacada sin duda es Claire Bloom, quien comenzaría bastante joven en el teatro llegando a tener una fama connotada en el cine gracias a Charles Chaplin. A ellos se les unirían actores británicos de renombre como Helen Haye, Stanley Baker, Mary Kerridge, Clive Morton, entre otros.




Pero uno de los puntos más importantes del filme corre a cargo de su productor, guionista, director y actor. Laurence Olivier logra encarnar a Ricardo III con una muestra de ironía y solvencia, así como el recuerdo constante de su deformidad de una manera elegante e hipnotizante. No solamente por una cuestión del guion pero por el manejo de Olivier para acercarse a este personaje es que logra imprimir la fuerza que motiva todo este proyecto. Durante toda su carrera, Olivier recibiría muchos palmares, haciendo casi imposible encasillarlo en un solo rol, en una sola función o en un solo medio. Su amor por el arte lo mostraba multifacético, haciendo gala de sus aptitudes para aceptar cualquier reto. Sin duda alguna, Olivier es uno de los grandes actores de todas las épocas.






Ricardo III tendría una buena recepción de la crítica pero no el éxito, como había sucedido con Hamlet. Esto le quitó la oportunidad de desarrollar futuros proyectos, sobre todo la propuesta para Macbeth, la cual no encontraría fondos. Aun así, la película se transformaría con el tiempo en una muestra de culto, colocándola como la mejor interpretación de Olivier en un personaje de Shakespeare (sería nominado al Oscar y ganaría el Bafta, entre otros premios) y uno de sus mejores esfuerzos en la dirección. Olivier estaría ligado a Shakespeare durante toda su vida, tanto en el teatro, el cine y la televisión.





Datos.

Título Original: Richard III
Dirección: Laurence Olivier
Año: 1955
País: Reino Unido
Intérpretes: Laurence Olivier, Cedric Hardwicke, John Gielgud, Ralph Richardson, Claire Bloom, Mary Kerridge, Paul Huson, Helen Haye, Clive Morton, Laurence Naismith, Norman Wooland, Stanley Baker
Duración: 161 min.


viernes, 22 de septiembre de 2017


UNA CABAÑA EN DARTMOOR



Intro.

El amor se torna en obsesión cuando no podemos entender nuestro contexto que nos señala que no todos vivimos para todos. Y de repente, una mirada no es la inocencia de pétalos cayendo, no es un mundo girando armónicamente… es un mundo lleno de enfermedades y simplemente estamos escogiendo con cuál queremos quedarnos. Todo en silencio. Todo en blanco y negro. Y sonidos.





Cuerpo.

Uno de los directores más representativos de Inglaterra responde al nombre de Anthony Asquith. Este creador británico logró hacerse de una gran popularidad durante la etapa hablada gracias a ciertas comedias y algunos dramas típicos ingleses, diferenciando así de sus pares en Estados Unidos y logrando una gran aceptación, lo que lo llevaría a producir películas con las grandes estrellas de Hollywood a finales de los años cincuenta. Parte de su éxito se debe a una asociación particular con el escritor Terence Rattigan y con el productor Anatole de Grunwald. Si bien es conocido internacionalmente a partir de los finales de los años treinta, sobre todo con Pigmalion de 1938, Asquith empezaría su fama en la etapa muda.




Asquith tenía una visión muy particular sobre el cine mudo, en donde solamente dirigiría cuatro filmes pero en esta pequeña etapa de finales de los años veinte fue escalando su posición como director. De una visión artística muy particular, su asociación con el cine aún se discute, pero dentro de su gusto por el cine silente logra alcanzar una primera etapa de fama con la última de estas producciones: Una cabaña en Dartmoor de 1929.




La película nos muestra un trío particular de actores, los cuales tuvieron una carrera más representativa en el cine mudo. La actriz principal, la inglesa Norah Baring se destacó en algunas entregas de Asquith, siendo esta su más conocida, y algunas otras colaboraciones con directores de la talla de Molander o Dupont, siendo recordada por su participación en la película muda Asesinato de Alfred Hitchcock. Por su parte, Uno Henning, un actor sueco de carácter se encontraba más apegado al teatro que al cine, siendo esta su única producción inglesa. Por último, Hans Adalbert Schlettow fue un actor de buen recorrido hasta entrados los años cuarenta, teniendo participaciones destacadas para directores como Asquith, Lang, entre otros. Esta también sería su única producción inglesa.




Una cabaña en Dartmoor es una muestra de la habilidad y experimentación de Asquith sobre como manejar una historia llena de intriga. Contada en flashback, el filme nos presenta un triángulo amoroso devenido en obsesión y fatalidad. El tratamiento sobre las relaciones humanas para lo que es el cine mudo, algo ya demostrado en entregas como Underground, busca configurar el tono escalante de la historia. El encuentro casual, las rápidas asociaciones, el desentendimiento, la ira y la pérdida de cierto toque con la realidad solamente demuestran lo que después Asquith transformaría de mejor manera en la etapa hablada. El director sería conocido por su especial tratamiento con los actores, a los cuales sabía moldear buscando así su mejor performance.





Datos.

Título Original: A Cottage on Dartmoor
Dirección: Anthony Asquith
Año: 1929
País: Reino Unido
Intérpretes: Norah Baring, Uno Henning, Hans Adalbert Schlettow
Duración: 77 min.


sábado, 5 de agosto de 2017


LA HUELGA



Intro.

La lucha del trabajador es constante. La necesidad de llevar el pan a la casa y poder mantener a una familia se hace cada vez más angustiante. ¿Qué se puede pedir del hombre que trabaja y su esfuerzo es equivalente a unas ridículas monedas? ¿Cómo puede ese hombre levantarse del fango?






Cuerpo.

El experimental Sergei Eisenstein fue un teórico del cine y buscó impulsar sus tratamientos sobre el montaje y el cine en cada una de sus entregas. La magnificencia de Eisenstein a través de filmes como El Acorozado Potemkin, Alexander Nevsky o las dos partes de Iván el Terrible son solamente ejemplos de un gran director exaltando el sétimo arte, al mismo tiempo que debía combatir con las rigurosidades de la política soviética de esos tiempos. La Huelga es el comienzo de sus largometrajes y el difícil camino de sobrellevar la censura en su país, al mismo tiempo que creaba obras irrepetibles e influyentes.




En su juventud, Eisenstein tendría diversas influencias, sobre todo del teatro y de la cultura japonesa. El director soviético utiliza todas estas formas artísticas para poder incursionar en el ambiente fílmico de su país y para demostrar ciertas teorías, que para ese tiempo escribía como ensayos en algunas publicaciones. Envuelto en el teatro, su primer intento en el cine sería el cortometraje El Diario de Glumov, de 1923, marcando su transición del cine al teatro. A partir de ello también comenzaría su asociación con diferentes personalidades del cine soviético y una mayor comprensión con las autoridades.




Debido a la asociación del cine soviético con la propaganda política, los directores componían sus obras a partir de los lindes revolucionarios y valiéndose de ello, Eisenstein lograría su propio estilo, al aplicar sus teorías y “cumplir” con el deseo de mostrar una Unión Soviética unida a través del proletariado. 1925 sería un año especial para el realizador, ya que no solamente sería la presentación de su primer largometraje, sino también los que muchos consideran su obra maestra, El Acorazado Potemkin. Dos años después crearía Octubre y su reconocimiento internacional no se haría esperar.




La Huelga nos presenta la lucha del trabajador contra los poderes que lo suprimen. No faltó de problemáticas, la obra quería mostrar una serie de filmes sobre el proletariado, pero quedaría en una sola entrega. El filme estaría dividido en seis partes en donde rápidamente se nos muestra las condiciones laborales en una fábrica, lo que llevará a la huelga de los bolcheviques y su consiguiente supresión. Una de las primeras reglas que Eisenstein imprimiría sería mostrar al grupo y no al individuo, promoviendo de esta manera la idea del proletariado y creando una imagen universal sobre la situación del obrero.




En La Huelga también veremos sus ideas de montaje, en donde utiliza imágenes diferenciadas pero asociadas según la situación, algo que también comienza a trabajar en la edición. Imágenes de animales, objetos resaltados según los momentos y un uso particular de la velocidad de las tomas cuando se trata del incendio o de la lucha final. La visión de Eisenstein sería aprobada y recompensada con la creación de su siguiente proyecto, lo cual le permitiría la mayor exposición de sus ideas del montaje, vanagloriadas y reconocidas por los grandes creadores y críticos del sétimo arte. Mediados de los años veinte es un momento clave para el cine soviético. La represión permitió a los creadores a buscar maneras de presentar sus obras sabiendo luchar con una situación política complicada, pero al final terminaría costándoles su libertad o sus diferentes expresiones artísticas. Eisenstein, Dziga Vertov, Alexander Dovzhenko, Vsevolod Pudovkin, Yakov Protazanov, entre otros, fueron sus grandes representantes pero en muchos casos las obras terminarían cortadas, mutiladas o censuradas, lo cual llevaría muchos años antes del reconocimiento internacional.





Datos.

Título Original: Stachka
Dirección: Sergei Eisenstein
Año: 1925
País: Unión Soviética
Intérpretes: Maksim Shtraukh, Grigori Aleksandrov, Mikhail Gomorov, I. Ivanov, Ivan Klyukvin, Aleksandr Antonov, Yudif Glizer
Duración: 82 min.

martes, 1 de agosto de 2017


CORAZÓN OLVIDADO




Intro.

Una tormenta entre el amor de dos personas. Una tormenta y una carta. Los caminos a elegir siempre son confusos y totalmente complejos… la humanidad decide su destino simplemente entre el silencio y la niebla.





Cuerpo.

Erich von Stroheim comenzaría su periplo en el cine siendo un actor de reparto para el gran director americano D. W. Griffith. Su insistencia y necesidad por ser parte creativa de este nuevo medio lo llevó a ser uno de los asistentes de dirección en la descomunal Intolerancia del mismo director. La idea de Stroheim era hacerse un mundo en el cine a partir de la creación de obras que tuvieran que ver tanto con la dirección así como con el guion y la producción. Después de casi una década alternando sobre todo como actor secundario, von Stroheim encontraría su oportunidad en 1919, dirigiendo su primera película, Corazón olvidado.




Llamada también Esposos ciegos (traducción literal del título en inglés), Corazón olvidado es la ambiciosa propuesta de von Stroheim quien es el director, guionista, productor y protagonista de este drama de enredos amorosos. Von Stroheim (quien sería conocido bajo el apelativo de “el hombre que adoras odiar”) interpreta al conocido exótico extranjero en busca de aventuras con damas casadas. Si bien este arquetipo de personaje sería una firma muy personal del director austriaco, esta es su primera entrega y vemos a un von Stroheim joven y cuya arrogancia en el filme aún no tiene ese poder que podrá imprimir en futuras obras. Sí nos encontramos con un director perfeccionista, que desde un primer momento demostrará cierto despotismo en el trato con sus actores.




El filme está rodeado de actores muy recurrentes en el cine mudo pero no tan destacados. Aunque entre ellos podemos destacar la presencia de Gibson Gowland, un actor recurrente de reparto y cuyo único rol estelar sería el del clásico Avaricia, la obra maestra de von Stroheim. Sam de Grasse, conocido villano del cine mudo, y Francelia Billington, quien tendría gran participación del cine silente pero cuya última gran obra sería esta película de von Stroheim, son lo más destacado del reparto. Esta actriz también se destacaría por ser una gran camarógrafa.




Basado en cierto código de moralidad, von Stroheim suele presentar sus dramas conyugales bajo la idea de la tentación y el pecado (o un supuesto pecado, en su defecto), para después demostrar la rectitud del ser humano en cuanto a reconocer sus errores y volver a la felicidad del matrimonio. Lo destacado de estas obras no solamente es el tema sino la configuración del personaje antagonista, que al ser interpretado por el mismo director, deben conllevar una fuerza peculiar. Tanto en esta, como en Esposas frívolas y su interrumpida El carrusel de la vida, la atracción no es solamente el juego de tentación sino también el descubrimiento de relaciones sentimentales sosas e ineficientes, lo que permite así una explicación casi racional de las decisiones erróneas de los personajes principales.




Pero esto es el comienzo de lo que será el maestro von Stroheim. Su bien podemos ver bosquejos de su refinada técnica, lo que más podemos resaltar es el uso de la temática, los simbolismos, los estereotipos como interesantes fórmulas de presentación, la seducción y el coraje de los personajes para aceptar y combatir los cambios. Faltarían todavía algunos años para depurar su genio, así como su conocida arrogancia y su lucha titánica con el productor Irving Thalberg, pero von Stroheim ya estaba cimentando su nombre en Hollywood, lo que lo convertiría en uno de los grandes directores del cine mudo.





Datos.

Título Original: Blind Husbands
Dirección: Erich von Stroheim
Año: 1919
País: Estados Unidos
Intérpretes: Erich von Stroheim, Sam de Grasse, Francelia Billington, Gibson Gowland, Fay Holderness, Ruby Kendrick, Valerie Germonprez, Jack Perrin, Richard Cummings, Louis Fitzroy, William de Vaull
Duración: 91 min.