domingo, 20 de mayo de 2012


CERO EN CONDUCTA



Intro.

Ser niño y ser rebelde en maneras que nadie puede entender. Ser irrespetuoso y formar tu propia bandera en maneras que nadie pueda denominar a través de un partido político o de una ola terrorista. Simplemente ser niño… y ser. Moverse sin preocupación, sacar la lengua y saber que no importando cuanto traten, cuanto piensen y cuanto se esfuercen, los adultos jamás llegarán a comprenderte. Porque no estás aquí para ser un niño modelo. No estás aquí para ser de la vida de alguien la felicidad completa y su realización personal. Estás aquí en un barrio pobre, en una escuela difícil porque no hay más… y mientras no haya más, tú vas a ser todas las pequeñas revoluciones que la mente pueda idear y de allí para adelante no hay más. Simplemente tu rostro siempre algo amargo… y bueno, también, tu cero en conducta.



Cuerpo.

La tragedia de Jean Vigo es la tragedia de una joven promesa del cine muerto a los veintinueve años. Con dos cortos en su haber, un mediometraje y un solo largometraje, Vigo se transformó en uno de los más grandes directores del medio. Su sensibilidad y su prometedora estética dentro de la pantalla promovieron a un artista sin precedentes, pero este hecho sería solamente como una de las tantas estadísticas que rodean a estos grandes hombres: el reconocimiento posterior que permitiría el rescate de su obra y de su legado. Vigo haría dos cortos sin mayor relevancia en su medio A Propósito de Niza (1930) y Taris (1931). Pero dichos cortos lo ayudaron a obtener financiamiento para Cero de Conducta (1933) y posteriormente para El Atalante (1934). Vigo sufrió de tuberculosis durante casi toda su vida y al final de la filmación de El Atalante tuvo graves problemas, llegando a ver una versión final de la película y muriendo antes de su estreno. Muerto sin gloria ni legado, Vigo, fue una estrella fugaz que no pudo brillar en todo su esplendor.



Sería a partir de los nuevos aires del cine francés de los años sesenta, en donde la figura de Vigo recobraría importancia. Intelecutales como Eric Rohmer, Louis Malle, Francois Truffaut y Jean-Luc Godard comenzaron a remover el contexto tradicional del cine en Francia, destruyendo muchos razgos y puentes del llamado realismo poético, así como destruyendo nombres de grandes directores y ensalzando otros que servían mejor a sus propósitos. Es así también como muchos productos americanos llegaron a tener fama en Francia después de haber sido olvidados, siendo El Ciudadano Kane, el principal de estos, y que es ahora considerado la película más grande de todos los tiempos. La perspectiva sobre Vigo fue más que favorable, siendo considerado como el primer profesional que impuso una sensación artística dentro del cine y siendo elevado a status de figura de donde muchos otros directores se tuvieron que nutrir para hacer sus carreras. Dichas halagos llegarían en momento oportuno, puesto que Cero de Conducta estuvo veinte años prohibida en Francia por lo que se le consideraba un ataque contra la política del país. Su composición de 41 minutos ya había sufrido censura pero eran demasiadas las referencias como para que pudiera quedar algo consistente. La película después de su estreno fue públicamente rechazada y archivada.



Vigo encontró en su propio colegio de provincia la influencia decisiva para mostrar a un grupo de niños descontentos con el sistema injusto y duro que tuvieron que vivir. Las referencias personales son puntuales y Vigo emplea toda su pericia para desestimar un sistema que no propone enseñanza, sino que impone tendencias que no cumplen un rol, sino el del simple acatamiento de órdenes. Es en sí, la lucha de Vigo por ser revolucionario, por mostrar en un grupo de niños la capacidad de entender un nuevo mundo, rompiendo las reglas y comportándose como niños bajo el subtexto de un hombre con alma de infante que desea demostrar que el mundo de los adultos no sirve, por más que ellos se nieguen a aceptarlo. Vigo y su película son ahora un legado y una vitalidad constante, influyentes en hombres como Truffaut y sus 400 Golpes, en Lindsay Anderson y su película If… y en todos aquellos que ven en Vigo a uno de los primeros revolucionarios del medio, al mismo tiempo que a un poeta interpretando imágenes.




 
Datos.

Título Original: Zéro de Conduite
Dirección: Jean Vigo
Año: 1933
País: Francia
Intérpretes: Jean Dasté, Robert le Flon, Du Verron, Delphin, León Larive, Madame Émile, Louis de Gonzague, Raphäel Diligent, Louis Lefebvre, Gilbert Pruchon, Coco Golstein, Gérard de Bédarieux
Duración: 41 min.

miércoles, 16 de mayo de 2012


LA VIDA DE O-HARU



Intro.

El descenso al infierno comienza con tus melancólicos ojos. El descenso al infierno es algo tan impropio, tan alejado de uno, que siquiera darle un mínimo de importancia parece una pérdida de tiempo. Cuando eres joven y puedes dominar al mundo no hay fuerza que te impida sentir el rigor y el poder creado por la inconsistencia. Eres dios en tu propio terreno y eres total en todos los tiempos. No hay nada que no puedas hacer ni nadie que te lo pueda impedir. Pero dentro de tu mundo perfecto también existen reglas y restricciones, aquellas que te condenan como ser humano y que te atan a un contexto que si decides transgredirlo será tu fin. Y como amantes de los desenlaces dramáticos correrás ese riesgo y te encontrarás en una realidad que ya no compete con tus sentidos, en donde sobrevivir se ha tornado el rostro de una moneda, aquella que no sabes cual será cuando está se mueve entre el aire, esperando el duro cuerpo de los suelos.





Cuerpo.

La Vida de O-Haru es la primera de tres producciones por parte del director japonés Kenji Mizoguchi en ganar el León de Plata en el Festival de Venecia. Posteriormente se le unirían Ugetsu (1953) y El Intendente Sansho (1954). Dicha estadística jamás igualada colocó a Mizoguchi como uno de los directores más promisorios de su época. Al igual que Akira Kurosawa y Yasujiro Ozu, Mizoguchi forma parte de esta trilogía de directores emblemas de su país que lograron ir más allá de la gran pantalla y proponer obras de arte en todo su derecho en el plano internacional. Hablar en estos casos de Mizoguchi es hablar de la mujer, la sociedad japonesa e inclusive de feminismo.



Mizoguchi solía decir que el hecho por el cual él conocía bastante a las mujeres era porque para conocerlas era necesario que una geisha te cortara la espalda con una espada como muestra de amor. Así, dicha experiencia de Mizoguchi casi termina matándolo pero solo demostraba su relación con las mujeres y lo que él deseaba de presentar en pantalla. Llamado director feminista, Mizoguchi hacia una denuncia abierta hacia el trato indebido de la prostitución y las geishas, algo que también debió experimentar en vida con su madre y su hermana, y que era parte de todo el contexto social japonés en donde la mujer no era parte de una sociedad importante. Mizoguchi toca este tema reiterativamente en todas sus entregas, aunque si en realidad esto coincide con las posiciones feministas modernas, o si es una denuncia dirigida, es un tema de debate. En cualquier caso, Mizoguchi demuestra un interés importante sobre la posición de la mujer en Japón y como la idiosincrasia del hombre es determinante en la toma de decisiones. Estaríamos hablando más de un retrato de mujer por encima de un movimiento feminista directo. Mizoguchi señaló La Vida de O-Haru como la película más importante de su carrera.



El filme nos muestra a Kinuyo Tanaka en el rol principal. Tanaka sería una de las grandes actrices japonesas de renombre durante la etapa muda, apareciendo también en la primera película hablada en Japón. Su relación artística más importante sería con Mizoguchi, con el cual compartiría quince películas. Sus logros como actriz le permitirían ir un poco más allá, convirtiéndose en la segunda directora de su país, después de Sakane Tazuko (1904-1975). Este sería el punto de quiebre de la relación entre Mizoguchi y Tanaka, ya que el director se opuso a dicha decisión. En realidad, Mizoguchi y su relación con las mujeres era un tanto compleja. En el caso de Tanaka, el director japonés estuvo enamorado de ella por años sin decirle absolutamente nada y aunque era un secreto a voces lo tuvo callado hasta su muerte. Tanaka nunca pudo dar crédito a dichas habladurías, además de tener una relación enteramente profesional con Mizoguchi, que terminaría cuando ella adoptara el rol de directora. La Vida de O-Haru es su interpretación más importante y su profesionalismo está demostrado en cada una de sus asociaciones con Mizoguchi, quien no escatimaba en llevar su talento a niveles duros de práctica.



La película en un descenso al infierno en la vida de la protagonista Oharu. La historia principal se desprende de la novela La Vida de una Mujer Amorosa del autor Ihara Saikaku publicada en 1686. Saikaku sería un poeta muy reconocido en su tiempo, siendo catalogado como el creador del estilo ukiyo (también conocido como “mundo flotante”). La trayectoria del poeta es extraordinaria en cuanto a la técnica del haikai, siendo reportado que en un día y en una noche realizó 16 mil composiciones de haikai, con rumores que llegó hasta 32 mil 500 composiciones. Era un maestro de dicha técnica a los veinte años, con una distintiva capacidad que hizo simplemente ensalzar su reputación. La muerte de su esposa en 1975 lo llevó a su mayor logro. Su dolor y su amor por su mujer hicieron que en doce horas compusiera un haikai de 200 versos, publicado como Los 200 Versos de Haikai en un Día. Después de ello se volvió un monje errante por dos años. Volvió a escribir como profesional publicando su ya conocida novela.



La Vida de O-Haru tiene el tratamiento debido de Mizoguchi en el tema de la mujer: la poética dentro de toda la trama, el uso lento y pausado de la cinematografía, como si nos estuviéramos acercarnos a diseños de pinturas, y el modelo de una sociedad que busca limitar la vida de la mujer a los designios machistas. Intencionalidad netamente feminista o no, Mizoguchi era un maestro en este tipo de películas, demostradas una y otra vez, lo que corresponde a un afinamiento de sus elementos, al igual que su relación con Tanaka, quien sabía perfectamente lo que su director buscaba. La Vida de O-Haru es un gran ejemplo de la poética dentro del cine y de cómo se puede manejar un descenso en la vida de alguien de manera armónica y latente. Observar a Mizoguchi es observar una de esas capacidades innatas para hacer cine y para cautivar, puesto que no hay comparaciones cuando un estilo se sobrepone al arte y hace del mismo una nueva tendencia a seguir y respetar.




Datos.

Título Original: Saikaku Ichidai Onna
Dirección: Kenji Mizoguchi
Año: 1952
País: Japón
Intérpretes: Kinuyo Tanaka, Tsukie Matsuura, Ichiro Sugai, Toshiro Mifune, Toshiaki Konoe, Hisako Yamane, Jukichi Uno, Kiyoko Tsuji, Eitaro Shindo, Akira Oizumi, Kyoko Kusajima, Masao Shimizu, Daisuke Kato
Duración: 148 min.

viernes, 11 de mayo de 2012

EL CIUDADANO KANE (III)




Cuerpo.

La cinematografía de la película corre a cargo de Gregg Toland, un maestro de la luz y sombras que haría de esta un ejemplo de su tratamiento. Welles dijo que para hacer la película vio cuarenta veces La Diligencia de John Ford, puesto que la consideraba esencial en cuanto a cinematografía y ésta le pudiera dar las técnicas necesarias en su trabajo. Uno de estos esfuerzos innovadores en cuanto al tratamiento de la cámara vendría en destruir la linealidad de las tomas. Normalmente en Hollywood era preciso que las tomas fuera de medio cuerpo y totalmente alineadas cuando se trataba de personajes. Teniendo en cuenta que muchas de estas películas eran realizadas en los estudios y la construcción de escenarios en muchísimos casos no incluía el techo, era mandatorio dicho tipo de escenas. Toland y Welles hicieron algo más, añadiendo techos, mostrando suelos y dándole vigor a la cámara, haciendo que esta se moviera cuando se presentaban algunos personajes. Este fue uno de los tipos de innovación que parecieron confundir al público, ya que las perspectivas, los contrapicados no solamente tenían técnicas de cámara, sino una intencionalidad con respecto a los temas tratados por los personajes. Es necesario acotar que todas dichas técnicas no son parte solamente de la experimentación, sino también de la necesidad desmedida de una mente sin reparos, que busca explotar lo mejor de sus elementos.






El uso de la profundidad en el enfoque por parte de Toland también fue notable. Toland logra utilizar cada espacio de la película, incorporándolo dentro de las imágenes. El uso de diferentes lentes le permitió incorporar el background de una escena, captando los detalles que con lentes normales aparecen escondidos y borrosos. En los casos en el que el lente no podía ser de ayuda, los efectos especiales fueron vitales para “rellenar” de información las tomas. Ello, sumado con las perspectivas por debajo de los suelos y por encima de los personajes, dio un efecto de grandiosidad a una película que implementaba la severidad de su forma y fondo. El uso de sombras en Toland, que muchos críticos comparan con su trabajo en Las Manos de Orlac, hicieron del cinematógrafo uno de los grandes innovadores de la época. Casi asociado con el film noir, Toland reduce no tanto la maldad de los personajes pero sí sus intenciones ocultas como parte de todo un sentir dentro de las tomas, donde los personajes no son vistos en clara luz y en donde sus rostros gracias a la falta de claridad nos pueden señalar motivos extraños. A ello se le puede añadir la entrada a escenas a partir de la inserción de las cámaras dentro de las escenografías, esto en colaboración del distintivo instinto teatral de Welles y en sí a la asociación de ambos, que produjo una retroalimentación de Welles en un medio en el cual no era un maestro, pero sí un hombre de inmensa óptica.





Otro de las grandes hazañas de la película es la destrucción de la narrativa tradicional. La película está contada a partir de las diferentes perspectivas de los personajes sobre el personaje principal, Charles Foster Kane, haciendo así imposible tener una idea total del personaje, sino solamente retazos de un ser incompleto, insuficiente y misterioso. A ello se le suma que estas historias tampoco son lineales entre ellas, más de una vez nos encontramos ante la misma historia pero desde otra perspectiva, utilizando así diferentes tomas para una sola secuencia y buscando un misterio que parece no ser revelado. Para su tiempo, el uso de constantes narradores era nulo, contribuyendo al clima de rareza de la producción. En algunos casos, dos o más narradores eran quienes relataban la historia pero no de la medida y la complejidad como ocurría en El Ciudadano Kane. Si a ello le sumamos la introducción de la película como una especie de documental para después centrarnos en un personaje secundario que retoma la vida de Kane a partir de otros testimonios es fácil concluir que el producto a tomar en manos no es el típico de Hollywood porque estamos ante un director primerizo de técnica exquisita, rodeado de gente muy competente en la realización.





El Ciudadano Kane también se abraza al uso del maquillaje y efectos especiales. Maurice Seiderman fue el encargado de “envejecer” a todos los personajes. Con técnicas que duraban de seis a siete horas, Seiderman tenía que pasar por el meticuloso proceso de envejecer a los personajes paulatinamente, tomando en cuenta cada etapa de su vida y como las variaciones deberían responder acorde la realidad. El uso de efectos especiales venían, como ya antes señalado, de la insistencia de Welles por el teatro y a ello se sumo la música dentro del filme, compuesta por el  migo de Welles, Bernard Hermann, gran compositor dentro de Hollywood cuya asociación con el maestro Alfred Hitchcock en los años sesenta le daría de fama mundial. Todos estos componentes hicieron de El Ciudadano Kane una muestra magistral de arte, tomando en cuenta sus inusuales inicios y la libertad dada a Welles, algo inédito en todas sus presentaciones. La película es ahora objeto de estudio y de apreciación total por parte de crítico y público. Su aporte al mundo del cine es invaluable y su repetición como producto imposible, ya que El Ciudadano Kane fue creado a partir de fuerzas similares sin censuras, contribuyendo a su pleno desempeño y a su lugar dentro del séptimo arte.





Datos.

Título Original: Citizen Kane
Dirección: Orson Welles
Año: 1941
País: Estados Unidos
Intérpretes: Orson Welles, Joseph Cotten, Dorothy Comingore, Everett Sloane, Ray Collins, George Coulouris, Agnes Moorehead, Paul Stewart, Ruth Warwick, Erskine Sandford, Willian Alland
Duración: 119 min.

lunes, 7 de mayo de 2012


EL CIUDADANO KANE (II)



Cuerpo.

William Randolph Hearst (29 de abril de 1863 – 14 de agosto de 1951) fue uno de los más poderosos e influyentes hombres de prensa del mundo. Comenzando su carrera en 1887, heredaría el negocio de su padre llevándolo a niveles no antes conocidos. Dueño del diario The San Francisco Examiner y The New York Journal, Hearst mantuvo confrontación con sus rivales más allegados creando y eecandalizando a la sociedad con la creación de la prensa amarilla. Hearst sería el primero en convertir historias banales en grandes escándalos, suscitando el morbo de la gente y creando historias ficticias que ensalzaran la curiosidad popular. Muchas de estas historias no eran tocadas en otros periódicos por una cuestión de ética, dándole a Hearst la oportunidad de atacar a quien quiera que él eligiera. Hearst triunfaría, logrando apoderarse de treinta diarios importantes en todo Estados Unidos, obteniendo así el negocio más grande de periódicos del mundo. Hearst trató de incursionar en el mundo de la política sin éxito, pero sus diarios mantuvieron influencia trascendental en las decisiones sobre el país. Uno de los escándalos más sonados en Hollywood, la muerte de una actriz debutante, Virginia Rappe, en casa del comediante Roscoe “Fatty” Arbuckle es un ejemplo claro de cómo Hearst manejaba los escándalos. Rappe murió de peritonitis, pero los periódicos de Hearst buscaron dañar al cómico, muy conocido en su tiempo por colaborar con Chaplin y con Keaton y cuyas expectativas eran altísimas para el estrellato. Hearst publicó historias que venían desde orgías frecuentes en casa de Arbuckle hasta crueldad sexual en donde el cómico supuestamente habría matado a Rappe a golpes durante un encuentro íntimo. Las historias de fiestas dionisiacas dentro de Hollywood eran algo conocidas y en la mano de Hearst se convirtió a Arbuckle en el chivo expiatorio para que todas las tramas del magnate. El cómico sería encontrado inocente, pero su reputación fue destruida, nunca más pudiendo trabajar con libertad siendo sus películas censuradas y muriendo en el olvido. Cuando Welles hizo El Ciudadano Kane, Hearst hizo todo lo posible para destruir su vida, su reputación y su película.



La película de Welles era una combinación de varios personajes importantes, incluida la vida del mismo director, pero era notable la influencia de Hearst en el personaje. Mankiewicz tenía una ligera aversión hacia Hearst y lo hizo punto clave de su perspectiva. En la película las referencias a él pasan desde las grandes comparaciones hasta detalles que resultarían odiosos y de mal gusto, como el hecho que la palabra Rosebud (capullo de rosa), por la cual se guía toda la película, era una manera subliminal como Hearst se refería a las partes íntimas de su amante, la actriz Marion Davies. Hearst hizo todo lo posible para condenar la película y evitar cualquier propaganda y desarrollo. Sobornó a otros editores e impidió las circulaciones, compró cadenas de cine para evitar su realización y el nombre de Welles no debía ser mencionado por ningún motivo en sus diarios. A ello se le sumó una reunión con el jefe de MGM, Louis B. Mayer, en donde se acordó la suma de 805 mil dólares a ofrecer a los estudios RKO para destruir todos los negativos de la película, y de hundir la empresa si estos no aceptan. La cabeza de RKO, George Schaefer, no aceptó la propuesta, creyendo una exageración dichas demandas y apoyándose en Welles como su principal carta. El hecho sería que la película se convertiría en la sexta más taquillera del año pero no podría luchar contra toda la mecánica que hubo tras ella. En la premiación del Oscar, la película sería nominada en 1941 a nueve nominaciones ganando solamente por el guión original. En dicha ceremonia, varias estrellas como Cary Grant o James Stewart fueron incentivados por sus estudios para abuchear cada vez que el nombre de la película estuviera en el aire. El daño creado por Hearst no solo se extendería ante la modesta respuesta de la película, sino ante la imagen de Welles para su futuro en Hollywood y en el cine. Welles nunca más tendría el control total sobre sus películas y muchas de ellas sufrirían recortes y prohibiciones.



La película sería archivada y olvidada. El presente de Welles después de El Ciudadano Kane fue atroz. Su reputación quedó devastada y sus futuras propuestas gozaron de algún logro, pero nada que pudiera levantar su carrera. El Ciudadano Kane quedaría como una curiosidad, sin mayores atisbos de recuperación. Sería en los años sesenta en Francia cuando un grupo de intelectuales y críticos de cine, con las cabezas principales de Francois Truffaut y Jean-Luc Godard, quienes empezarían una revolución dentro del cine al lado de su revista crítica Cahiers du Cinéma y a la creación de un nuevo estilo cinematográfico: la Nouvelle Vague francesa. Dichas fuentes, tan enriquecedoras como controversiales, hicieron que la perspectiva sobre el cine en Francia cambiaría y cuando estos críticos empapados de un conocimiento extraordinario de la historia del cine mundial y de técnicas innovadoras empezaron a crear filmes inolvidables, toda una revolución se convirtió en un movimiento establecido y respetado. Dentro de dicha óptica, El Ciudadano Kane fue el eje de recuperación de todo aquello que ellos reconocían como una fuente absoluta del verdadero cine, siendo Truffaut su más entusiasta defensor. Fue así, que los años sesenta serían claves para El Ciudadano Kane, convirtiéndose en Francia y en Europa en un incontenible legado artístico y volviendo a Estados Unidos como uno de los más importantes momentos del cine mundial.



¿Pero que hace a El Ciudadano Kane ser nombrada como la mejor película de todos los tiempos? Dicha distinción propone una creación sin precedentes, que vaya más allá de todos los esfuerzos logrados por directores de una altísima calidad. Y es que dejando de lado la controversia rodeada en su creación, ya sea en su autoría y en la figura descoyante de Hearst, El Ciudadano Kane propone lo que Welles buscó durante toda su vida en todo aquello que se embarcaba: la calidad de algo novedoso, de algo que jamás había ocurrido hasta su época. Como en el teatro y en la radio, Welles emplea elementos impensados para la época, no solamente haciendo de ello un discurso difícil de entender, sino que creando una nueva forma de narrativa, destrozando convenciones y asegurando dicha rareza con los efectos visuales y cinematográficos que desafían a toda una industria y que efectivamente, hacen de esta película la más grande todos los tiempos...



miércoles, 2 de mayo de 2012


EL CIUDADANO KANE (I)



Intro.

Existe un misterio. Un nombre. Un hombre. Un pasado. Y todos aquellos recuerdos que se levantan en el polvo no ayudan a esclarecer una visión, no ayudan a descifrar un misterio. Toda tu vida resuelta a través de viñetas. Una vez más tu vida a través de ojos de otros. ¿Qué hemos obtenido? Una imagen tuya, una imagen tuya que no corresponde con nada de lo que has vivido. Una sonrisa no es sinónimo de alegría y lágrimas no remiten a una tristeza insoportable. Nadie te conoce como persona, solo algunos conocen tus momentos y de eso el tiempo se ha encargado de destruir toda memoria. Ahora alguien insignificante quiere saber como escribes tu nombre. Ahora alguien propone que tu vida sea solamente una película, sin decir mucho y sin ninguna expresión real.




Cuerpo.

Orson Welles y El Ciudadano Kane se han convertido en glorias inimitables dentro del mundo del cine. El Ciudadano Kane ha sido considerada por mucho tiempo como la película más grande jamás realizada y tanto su narrativa como su tratamiento han sido venerados por la crítica especializada de diferentes países como un producto único y original. Explicar porque dicho producto es venerado y catapultado a la referencia de lo más grande se debe al genio detrás de la película, al contexto que hizo de El Ciudadano Kane una leyenda y a todo el engranaje que supuso la realización de una película con libertades nunca antes vistas,  con el quebramiento de la tradición dentro del cine y con el uso de nuevas técnicas. Ello también supone hablar de su casi inminente destrucción y olvido durante muchos años, de su redescubrimiento en Europa y de su triunfo final como el hito más grande del séptimo arte.



Orson Welles es el ciudadano Kane y Charles Foster Kane es Orson Welles. Nacido el 6 de mayo de 1915 en Estados Unidos, George Orson Welles sería desde temprana edad considerado un genio. A pesar de una difícil infancia, Welles lograría destacar por su frontal personalidad, impresionando a propios y extraños. Sus primeros logros serían en el teatro y la radio. Siendo actor en estos dos medios, su principal característica sería como realizador, destacando en el teatro con diversas producciones como Macbeth y Julio César. En esta etapa se destacaría por ensamblar un reparto en su mayoría gente de color, algo inédito para la época, así como la creación de su conocido grupo del Teatro Mercurio donde destaca su amigo Joseph Cotten, Agnes Moorehead, Dolores del Río, Everett Sloane, Ray Collins, entre otros. Estos actores se mantendrían en la compañía durante años, acompañando a Welles en su incursión en Hollywood. Su etapa en la radio le daría su más controversial proyecto hasta la fecha, la emisión de La Guerra de los Mundos de H. G. Wells. La repentina emisión del 30 de octubre de 1938 creo pánico en la ciudad, que no contó con una dramatización, ya que el relato tan intenso hizo pensar lo contrario. Welles ganó popularidad tal que los estudios de Hollywood comenzaron a tocar su puerta, pero el futuro director estaba esperando la opción indicada.



RKO Radio Pictures le dio la oportunidad a Welles para su estreno en Hollywood. El presidente de dicha compañía, George Schaefer, hizo algo sin precedentes: le dio a un director novato total control sobre una película. El contrato estipulaba la creación de dos películas en donde Welles era quien tomaba las decisiones sobre el guión, el reparto, su grupo técnico y la edición final del filme. Después de negarse ante varios proyectos, debido a falta de presupuesto y diferencias artísticas, Welles se decidiría a la creación de El Ciudadano Kane. La película sería escrita por Welles y Herman J. Mankiewicz, hermano del famoso director Joseph L. Mankiewicz. Sobre cuanto colaboraría cada uno al guión es un misterio y una controversia. En un primer momento, Welles se adjudicó la creación del guión y es así como la película se promocionó, pero ante una posible demanda, Welles compartió la autoría con Mankiewicz. Muchos biógrafos y estudiosos han destacado la importancia de ambos en el guión, pero quien fue el corazón de la película es imposible saber. Mankiewicz era ya un escritor reconocido en Hollywood, con una capacidad inmensa en la creación de guiones, pero la mayoría de sus trabajos no serían acreditados debido a una mayor labor en reescribir sobre guiones ya formados. Es así como ha colaborado con grandes directores y producciones como El Mago de Oz, Cena a las Ocho, El Orgullo de los Yankees, entre otras. Su problema con el alcohol hicieron de él una persona volátil, de gran genio pero que necesitaba del apoyo de terceros para mantenerse sobrio y dedicarse al trabajo.



La idea original de El Ciudadano Kane era basarse en la vida de un personaje público importante, del cual no se hiciera referencias directas pero cuya vida sea ideal para poder poner en cartelera. A ello se le sumaría un tratamiento muy especial: la película no sería lineal, la vida de este personaje sería contada partir de los recuerdos de los diferentes personajes que compartieron parte de su vida con él, sin siquiera mantener una linealidad en dichos retazos. Esto conduciría a una difícil comprensión por parte del público, ya que el tratamiento de Welles no era tradicional y tampoco muy fácil de mantener durante esa época. A pesar de nombrar a diferentes personalidades para dicho proyecto fue claro que Welles y Mankiewicz ya tenían a una persona en mente: William Randolph Hearst. El personaje no solamente estaría constituido por Hearst, sino también estaría asociado con la vida de Orson Welles y en menor medida con otras celebridades. Aún así, la controversia sería tal que la influencia de la película señalaría a El Ciudadano Kane como una radiografía de la vida de Hearst, condenando así la suerte del magnate, así como también la vida de su director...